* Exhortó Jorge Bergoglio a clérigos de 120 países a despojarse de "pareceres personales" para buscar respuestas a los desafíos que enfrenta la institución familiar en la sociedad moderna
CIUDAD DEL VATICANO.- El Sínodo de los Obispos, que reúne a clérigos de más de 120 países, se inició hoy bajo el riesgo de una polarización por temas polémicos, entre éstos los divorciados vueltos a casar o los niños tutelados por parejas homosexuales.
El Papa comenzó los debates la mañana de este lunes, aclarando que la reunión "no es un parlamento donde obtener consensos ni establecer compromisos".
Pidió a los 270 "padres sinodales" que se despojen de los "pareceres personales" para buscar la voluntad de Dios sobre la familia.
Sobre ese tema, los desafíos y problemáticas de la institución familiar en la sociedad moderna, los obispos y cardenales están llamados a reflexionar en las sesiones, que se extenderán hasta el próximo 25 de octubre.
Este encuentro es la secuela de uno similar, que tuvo lugar en octubre de 2014, y en el cual salieron a la luz posiciones contradictorias justamente en los temas delicados, sobre todo gays y divorciados.
Esa asamblea votó un documento final que integró esos aspectos polémicos y también una serie de problemáticas de las familias en la actualidad: separaciones, violencia, abandono, precariedad laboral, crisis económicas, falta de fe e ignorancia religiosa, entre otras.
No obstante, la multiplicidad de aspectos a considerar, homosexuales y divorciados, continuaron captando la atención mediática.
A lo largo de todo este 2015 se sucedieron una serie de iniciativas, algunas públicas y otras privadas, que pretendieron incidir en el Sínodo.
Muy activo se mostró un frente, catalogado por observadores como "conservador", que mediante conferencias, entrevistas y la publicación de libros, reforzó la idea de que la Iglesia no puede proponer cambio alguno en la materia.
De hacerlo, advirtió este grupo, la Iglesia atentaría contra la indisolubilidad del sacramento matrimonial.
A su vez, un segundo grupo instó a enfocar estos problemas con una mirada distinta y avanzó la propuesta de estudiar algunas respuestas pastorales concretas, tanto para los divorciados como para los homosexuales.
En la práctica estas discusiones públicas influenciaron la preparación del Sínodo y llevaron a diversos participantes a pedir, de muy diversas maneras, que la reunión se conduzca con paz y serenidad.
"A veces nos entristece escuchar cómo el mundo ha enfocado a este Sínodo pensando que venimos de dos bandos opuestos a defender posiciones irreductibles", dijo el cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa.
El purpurado, miembro del Consejo de Cardenales que asesora al Papa en el gobierno de la Iglesia universal, pronunció estas palabras durante una reflexión matutina este lunes ante todos los "padres sinodales" y antes de que iniciaran las exposiciones ante el pleno.
A su vez, en entrevista con Notimex el cardenal mexicano Alberto Suárez Inda aseguró que el debate en el Sínodo es "muy esperanzador" porque en él se afrontan situaciones reales de las familias sabiendo que los católicos deben ayudar a aquellas que están en dificultades.
También en entrevista el arzobispo de Tehuacán y "padre sinodal", Rodrigo Aguilar, deseó que el Sínodo mantenga un ambiente en el cual se pueda hablar con valentía, claridad y escuchar con humildad.
Los debates apenas iniciaron y se extenderán por las próximas tres semanas. Con los discursos en el aula y los "círculos menores", es decir grupos lingüísticos, se llegará a la redacción de un documento final que será entregado al Papa, quien tiene la última palabra
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