La violencia se impone en Guerrero
Luego del crecimiento del cartel de los Beltrán Leyva en Morelos y Guerrero, contra la presencia de otros grupos locales la violencia, las ejecuciones y desapariciones se quedaron para no eliminarse y para siempre, al rebasar las acciones de los gobiernos locales y estatales para responder a esta ola de violencia que data del 2007 a la fecha.
El crimen organizado creció de tal manera en Guerrero tras el desmembramiento de ese cártel que generó una ola de terror y miedo en todos los niveles de la sociedad de Guerrero hasta que se incrustó en una alianza perversa con algunos partidos políticos o en su caso el partido que alcance el poder local y municipal. Además la pobreza en la región fomentó el fortalecimiento de diversos grupos como Los Rojos y Los Guerreros Unidos al pelearse las plazas de control en correspondencia con las autoridades municipales, hasta llegar al triste caso de la desaparición de los normalilstas de Ayotzinapa en Iguala Guerrero.
Sin embargo con la salida del gobernador perredista, el interino y ahora la llegada del priísta Héctor Astudillo Flores las cosas no ven un progreso en la consolidación de la seguridad en la entidad, convirtiendo a Guerrero en unao de los estados más inseguros del continente americano y de México.
No han pasado ni 15 días desde que, cobijado por todo el gabinete de seguridad del presidente Enrique Peña Nieto, Héctor Astudillo Flores asumió como gobernador cuando en Guerrero ya han ocurrido dos masacres, enfrentamientos entre comunitarios y sicarios, además de decenas de matanzas, sin dejar de contar los asesinatos que todos los días suceden en Acapulco. También no han pasado ni 15 días cuando en Cuajinicuilapa, Costa Chica de Guerrero, este domingo un grupo de hombres armados llegó a un taller mecánico donde se desarrollaba una pelea de gallos y disparó a quemarropa contra los asistentes, matando a 12.
Y este lunes en Chilapa, un municipio disputado por dos bandas del narcotráfico: Los Ardillos y Los Rojos, un grupo armado entró al poblado de Tetitlán de las Limas y mató a seis pobladores, una niña y un niño entre ellos, cinco de los cuales eran familia del ex director de Seguridad Pública municipal, Silvestre Carreto González.
Desde el 27 de octubre, la fecha en que Astudillo con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, anunciaron una nueva estrategia de seguridad poniendo por delante a las fuerzas castrenses, en Acapulco los crímenes diarios no han bajado. Apenas este domingo hombres armados llegaron a una cancha de futbol en la colonia Izazaga donde se había desarrollado un partido y mató a tres hombres e hirió a dos más.
Acapulco no deja de generar información para la nota policial. En Acapulco no hay tregua entre bandas rivales. No hay tregua para que el odio se transforme en bala y la bala en muerte. Desde hace 15 días que Astudillo asumió como gobernador con la promesa de traer orden y paz a todos los rincones de Guerrero y en Acapulco ha habido 30 asesinatos violentos; es decir, dos cada día, según recuentos periodísticos.
El Estado tendría que militarizarse e irse reconquistando municipio por municipio del crimen organizado, pero desgraciadamente el caldo de cultivo y la desesperación de los guerrerenses organizados en Guardias civiles por recuperar aunque sea su seguridad ya comienzan a realizar acciones de guerrilla contra los carteles del crimento organizado y contra las fuerzas castrenses federales al no tenerles confianza. Y las matanzas y balaceras se han convertido en una peligrosa escalada de violencia imparable, que ni las buenas intenciones de Astudillo han podido parar.
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