Aumenta en un 17% las muertes inmigrantes que tratan de cruzar de México a EE.UU.
El porcentaje contrasta con el menor flujo migratorio que reporta la Patrulla Fronteriza
Cruzar ilegalmente la frontera entre Estados Unidos y México fue, en lo corrido de 2017, más peligroso que en 2016. Según informó hoy la agencia de migración de la ONU, el número de personas que murieron entre enero y julio al tratar de atravesar la línea que divide ambos países norteamericanos fue un 17% más alta que en el mismo periodo del año anterior.
«Cerca de 232 muertes de migrantes han sido reportadas en los primeros siete meses del año 2017, un aumento del 17% en comparación con las 204 muertes registradas entre enero y julio de 2016», indicó en un comunicado de prensa Julia Black, representante del Proyecto Migrantes Desaparecidos, institución que realizó un estudio con datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), una agencia de la ONU.
El aumento en muertes de inmigrantes llama sobre todo la atención porque supuestamente menos personas están intentando cruzar la frontera, de acuerdo con datos difundidos por la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos. Entre enero y junio de este año, la Patrulla Fronteriza asegura haber detenido a unos 140.000 inmigrantes, prácticamente la mitad que en la primera mitad de 2016.
Nadie sabe con exactitud cuántas personas se aventuran a tratar de flanquear ilegalmente la frontera cada año. Para saber si el flujo migratorio está siendo elevado o bajo, las organizaciones internacionales se fijan sobre todo en los datos de detenidos que reporta la Patrulla Fronteriza y en el número de muertos que hallan los oficiales estadounidenses. Muchos nunca llegan a ser encontrados.
El estudio se publica pocos días después de que se conociera que diez inmigrantes murieron asfixiadas en un camión abandonado en Texas. El tráiler transportaba a 39 personas indocumentadas que fueron halladas en situación dramática después de que el conductor del vehículo los abandonara en el parking de un centro comercial en San Antonio.
Más muertes pero menos indocumentados
Hasta ahora, diferentes agrupaciones y think tanks habían asegurado que cada vez menos ciudadanos originarios de los tres países que conforman el Triángulo Norte de Centroamérica -El Salvador, Nicaragua y Honduras- estaban abandonando sus hogares para intentar llegar a vivir «el sueño americano».
Este supuesto cambio de tenendencia se debe a dos factores. Primero, la política migratoria más restrictiva propuesta porDonald Trump y, segundo, a lo extremadamente peligroso que resulta atravesar México para los centroamericanos, quienes componenen actualmente el grueso de nacionalidades que emigran ilegalmente a EE.UU.
Al poco tiempo de iniciar su mandato como presidente de EE.UU. en enero, Trump anunció un plan para contratar a 15.000 nuevos miembros de la Patrulla Fronteriza para dejar evitar que más indocumentados puedan entrar en Estados Unidos y, además, amenazó con iniciar deportaciones masivas.
Al mismo tiempo, una de las promesas estrellas del Republicano es construir un muro de hormigón que discurra sobre los cerca de 3.200 kilómetros de frontera para poner freno a la inmigración ilegal, una barrera que ya existe y cubre un tercio de la línea divisoria en los puntos donde más fluyo migratorio existe.
Por otro lado, cruzar México es también mucho más arriesgado para los inmigrantes, lo que desalienta a muchos de ellos. Además del riesgo constante al que se exponen al tener que viajar en el techo de los vagones de la extensa red de trenes de carga que componen la «Bestia», estas personas corren un elevado peligro al tratar de atravesar el país azteca hasta Estados Unidos.
Según un estudio publicado por Médicos Sin Fronteras en mayo, seis de cada diez inmigrantes que se encuentran de paso por México aseguraron haber sufrido algún tipo de violencia durante su ruta hacia el norte.
A su vez, casi el 40% de las personas entrevistadas por la ONG afirmaron haber sufridos ataques directos o amenazas y hasta un tercio de las mujeres aseguraron haber sido víctimas de algún tipo de abuso sexual durante la travesía.
El alto nivel de violencia es conocido por los migrantes antes de iniciar el viaje, lo que provoca un efecto disuasorio entre aquellos que se plantean poner rumbo por tierra a Estados Unidos.
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