Como viven ahora los mexicanos que en 2015 atacaron en Egipto

Ciudad de México a 22 de agosto de 2018.



Era el viaje de sus vidas, pero terminó en tragedia cuando fueron confundidos con terroristas.

 

Por Peter Gun.

 

A pocos días de cumplir tres años de ocurridos estos trágicos hechos, una de los sobrevivientes, con inmenso dolor, recuerda:

 

Era el 14 de septiembre de 2015 cuando un grupo de 14 turistas mexicanos que paseaba por Egipto se detuvo para almorzar en medio del desierto en su trayecto al oasis de Bahariya, 350 km al suroeste de El Cairo.

 

El sobrevuelo de aeronaves y bombardeos que inmediatamente incendiaron las camionetas en las que viajaban fue el inicio de la peor experiencia de sus vidas.

 

Todo sucedía en medio la nada: no había donde esconderse y sólo corrían de un lugar a otro. Cuando una de las aeronaves se acercó a ellos, uno de los turistas se quitó su remera, de color blanco, y la extendió en señal de rendición, pero los bombardeos continuaron dejando a ocho mexicanos muertos y al resto mal heridos.

 

El grupo había sido confundido por el Ejército de Egipto con terroristas, según la versión oficial.

 

Susana Calderón, una de las sobrevivientes de la tragedia, no puede olvidar ese día en el que el fatídico error le quitó a su marido, Luis Barajas, y el dolor que siente por las esquirlas que aún están en su cuerpo le recuerdan constantemente el ataque.

 

Destaco: "Tengo muchas esquirlas diseminadas por el cuerpo que los médicos decidieron no mover porque era imposible sacarlas todas de tantas que son y decidieron que la que fuera dando problemas se iba a ir sacando. Aún sigo teniendo mucho metal en mi cuerpo. Tengo una placa desde la muñeca hasta el codo en el brazo izquierdo, que me lo reconstruyeron. Tengo una lesión cerebral porque una bomba que explotó sobre mi cabeza incrustó metales en mi cerebro y dejó la parte derecha de mi cuerpo paralizado, pero he recuperado mucho de mi caminar, a pesar de diagnósticos fatalistas".

 

El gobierno egipcio pagó una indemnización a los mexicanos sobrevivientes, pero a decir de Susana fue una cantidad muy significativa que no la ha ayudado a cubrir sus múltiples gastos médicos que puede solventar gracias a un seguro con el que ya contaba cuando partió a ese viaje que habían anhelado durante mucho tiempo.

 

"Es una experiencia terrible, sin razón alguna, que te arrebata todo", expresó.

 

¿Qué sucedió ese día?

 

Los mexicanos formaban parte de un grupo que fue atacado por fuerzas de seguridad de Egipto, que confundieron a los turistas con "elementos terroristas" en el desierto occidental.

 

El Ministerio egipcio del Interior informó que los turistas fueron atacados "por error" y que se encontraban en un área restringida donde en ese momento se buscaba a posibles terroristas, aunque la compañía organizadora del viaje argumentó en su momento que tenía permiso de la policía turística.

 

"Los medios hablaban de un bombardeo, yo tengo recuerdo de al menos ocho bombardeos. No nos daban tiempo ni de recobrar el aliento, el asunto era exterminarnos, no había dónde correr, dónde resguardarte, todo era arena, intentamos meternos debajo de las camionetas, pero las hicieron volar y solos nos hicieron correr", recordó Susana, quien aseguró que los primeros ataques fueron con aviones y después se escucharon helicópteros.

 

El último adiós

 

Así mismo Susana expresó que también fueron atacados con un químico que nunca supieron de qué se trató porque sus ropas no sufrieron daño a causa de esta sustancia, pero "todos teníamos quemaduras en la piel".

 

En su caso, los injertos de piel que le tuvieron que aplicar para cubrir las quemaduras no pegaban a causa del daño provocado por el químico, "cuando llegué a México y me quitaron los parches se dieron cuenta que los tejidos estaban necrosados y eran unos orificios terribles".

 

Susana sufrió también la agonía de ver a su esposo con vida cuando iban a ser trasladados al hospital, recuerda que desde una camilla lo escuchó decir que la amaba y fue la última vez que lo vio porque a él lo llevaron a un lugar diferente.

 

"Vi a mi esposo cuando me subían a la camilla para traerme al hospital. Lo escuché decirme que me amaba. Y yo le dije que yo también. Y ya nada supe de él", agregó Calderón, quien relató que esta parada, que sería seguida de un recorrido por Europa, había sido preparado como "el viaje de nuestras vidas".

 

"El de repente ver a mi esposo herido y luego no saber qué pasó con él… cuando me sacaron del desierto estaba casi muerta, pero yo lo vi vivo, muy mal herido, pero vivo y preguntaba y me decían que estaba en otro hospital y no entendía por qué si todos estábamos en un mismo hospital él no, me dijeron que había fallecido en el desierto, pero ¡yo lo vi vivo!", aseguró.

 

La autopsia que le practicaron a Luis Barajas en El Cairo, según Susana, decía que tenía heridas que "no eran compatibles con la vida".

 

A través de un libro llamado "El Silencio de Dios", cuenta a su esposo cómo han sido estos años de recuperación en los que además de la pérdida se ha tenido que someter a 15 operaciones, pero también enfrentar los recuerdos que a veces cruzan por su cabeza.

 

"El cerebro entra en shock cuando empiezan a brotar recuerdos en cadena y otra vez los malos momentos, hay que aprender a lidiar con los nervios, que traicionan, la tristeza porque fue una agresión terrible y no la superas, aprendes a vivir con ese montón de recuerdos dolorosos y le sumas el montón de preguntas y respuestas", añadió.

 

Entre las preguntas que aún asaltan su pensamiento están, por ejemplo: ¿qué fue lo que pasó?, ¿que hablaron entre mandatarios?, ¿a qué acuerdos llegaron? porque el gobierno de México nos dijo que iba a hacer una investigación rigurosa, pero hasta ahora nadie nos ha dado una explicación de por qué, lo único que salió es que nos habían confundido con un grupo de terroristas ¿cómo es posible?

 

 

Con información de Infobae.

 

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