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lunes, 22 de julio de 2019

LA BARRIADA

POR MARTIN AGUILAR

EL HABITO NO HACE AL MONJE

Desde hace algunas semanas han aparecido publicadas varias notas en las que la jefa de Gobierno hace alusión a la buena coordinación que ha logrado establecer con el alcalde en Venustiano Carranza, Julio César Moreno.

Y qué bueno que haya coordinación entre dos funcionarios emanados de partidos que incluso terminaron enemistados, pues la problemática de la capital amerita una alianza en beneficio de los ciudadanos.

Pero al interior de Morena, del PRD y del propio Gobierno de la CDMX ese acercamiento se lee de distintas formas, pues no es casual que de repente Claudia Sheinbaum haya aceptado dejarse fotografiar con el alcalde perredista.

En los merenderos políticos se comenta que el alcalde perredista quiere vender la idea de que, a través de él, la jefa de Gobierno puede poner un pie en el sol azteca, para limpiarle el camino de enemigos.

Y no es que Julio César sea mal funcionario, al contrario: mantiene un férreo control sobre sus huestes en Venustiano Carranza, pero nada más.

En el PRD no tiene el mejor ambiente, sobre todo después de hacer público que el cáncer del partido en las pasadas elecciones fueron Los Chuchos, corriente perredista que lo ha cobijado siempre, al grado de llevarlo incluso a presidir la Cámara de Diputados.

Los tiempos del alcalde perredista no son los mejores e incluso al interior del sol azteca no es bien visto, al grado de que no fue capaz ni siquiera de meter a su hermano Israel en la dirigencia colectiva del partido en la CDMX; primero no quiso y después no pudo.

Si Sheinbaum está pensando que a través del alcalde de Venustiano Carranza va a poder penetrar en lo que queda del PRD, seguro no ha medido bien el terreno; si es porque le ofrecen hacerse de esa alcaldía en 2021, pues menos.

En el primer caso, porque Julio César ha perdido interlocución con la dirigencia del partido, por mucho que Jesús Zambrano lo pueda seguir apreciando. El asunto es que ha ofendido hasta el cansancio a Jesús Ortega.

Y en el segundo, por la sencilla razón de que nadie creería que Moreno vaya a ceder su único sostén en la política partidista, que es su territorio.

Además, la jerarquía morena para nada aceptaría a un personaje que les jugó las contras y que ahora que anda de capa caída quisiera integrarse al equipo ganador.

¿Entonces qué le aporta el alcalde a Sheinbaum?

En realidad nada, ya que Moreno siempre ha vivido de la política, porque dos veces ha sido antes delegado, ahora alcalde, además de ser diputado federal, por lo que siempre ha sido un cacique en esa demarcación, comprando votos en tiempos electorales, aleccionando a la gente para que vote por el PRD, sin dejar de mencionar que cuenta con algunas denuncias penales por amenazas y hostigamiento por parte de algunos empleados de la alcaldía y ciudadanos de esa demarcación

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