LO CORTES NO QUITA LO VALIENTE
La resolución de crímenes que habían acaparado la atención de los capitalinos y que deberían abonar a mejorar la imagen del gobierno de la CDMX ante tanta inseguridad pueden convertirse en un problema de éxito para el gobierno de Claudia Sheinbaum.
Aunque las cosas en materia de seguridad no han mejorado en lo más mínimo, en lo que se refiere a procuración de justicia se empieza a ver un cambio que ha incomodado a más de uno.
Y es que los resultados en casos como los del abogado asesinado con gotas oftálmicas y el estudiante Norberto Ronquillo, secuestrado y asesinado al salir de su escuela, por ejemplo, no son resultado de la tarea de Ernestina Godoy al frente de la Procuraduría capitalina.
Son producto de la llegada del joven Omar García Harfuch, nieto del general Marcelino García Barragán e hijo de quien llegó de la Fiscalía General de la República a hacerse cargo de la Policía de Investigación en la CDMX.
El nuevo jefe policiaco asumió el cargo por invitación directa de Sheinbaum, que es a quien reporta, no por decisión de Godoy ni de alguien del primer equipo de la Procuraduría General de Justicia capitalina, lo cual tiene incómodo a más de uno.
Para su llegada, García Harfuch puso como condición traer a su equipo de confianza —lo cual le fue concedido— y ello significó un corredero en algunas áreas de la dependencia, inconformando a comandantes, agentes, MP y hasta la propia Godoy.
El director de la PDI se maneja con cierta autonomía y ha dado resultados inmediatos, lo que exhibe la ineficacia de quienes estaban antes que él y crea celos al interior del gabinete de Sheinbaum.
Además de la propia procuradora y de un subprocurador muy cercano a una poderosa integrante del gabinete capitalino, de quien incluso fue su secretario, está la preocupación de Jesús Orta, secretario de Seguridad Ciudadana.
El tema es que García Harfuch había sido propuesto el año pasado como jefe de la Policía Preventiva de la CDMX, pero el veto de Alfonso Durazo, secretario federal de Seguridad Pública, y la recomendación de Marcelo Ebrard para que fuera Orta, pesaron.
El hijo de García Paniagua llegó apenas ante la emergencia de inseguridad en la capital y está dando resultados inmediatos, mientras que el equipo de Seguridad y Procuración de Justicia sigue en el hoyo.
Por eso un asunto de éxito en un área tan delicada para el gobierno se podría convertir en un problema político para Sheinbaum, debido a la incomodidad al interior del gabinete ante los éxitos del recién llegado.
Y como García Harfutch no lo harán procurador, pues la 4T quiere en la futura Fiscalía de la CDMX a una funcionaria publica afín a Morena inepta y sin preparación y por el nepotismo de Sheinbaum la seguirá conservando al frente de la procuraduría como que todos voltean hacia Seguridad Ciudadana, donde el mismo Orta dijo que se va en diciembre o tal vez antes porque ha demostrado incapaz e ineficiencia al frente de la Secretaría.
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