DIVIDE Y VENCERAS
Tal parece que el Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México está más partido que una naranja, ya que justamente es lo que está haciendo la administración capitalina, encabezada por Claudia Sheinbaum, que ya no quiere al líder sindical, Juan Ayala Rivero, que ya tiene contado sus días.
Por un lado, la autoridad lo tiene arrinconado, luego de que, desde las entrañas de El Zócalo, se operó su destitución; por otro, tiene en Héctor Castelar a un dirigente interino que se agandalló el comité completo y ha causado inconformidades.
El Sindicato está tocado y no se ve quién pueda echarle un poco de pegamento rumbo a su renovación definitiva, prevista para enero del próximo año, cuando estén listas las reglas que exige la nueva Ley Federal del Trabajo.
Y lo grave no es que al interior de la organización sindical anden de la greña, sino que no se ve a nadie del gobierno de Claudia Sheinbaum con capacidad para concluir el proceso sin poner en riesgo la operatividad de la capital.
La administración capitalina designó a Jorge Luis Basaldúa, subsecretario de Capital Humano, para ver todo lo referente a las negociaciones sindicales para que el tránsito de dirigentes camine sin muchos sobresaltos, cuidando la prestación de servicios públicos. Y ese nombramiento es el problema, pues Basaldúa ha demostrado su incapacidad en estos temas, pues no es la primera vez que está en el área y sus subordinados siempre acaban comiéndoselo.
El funcionario regresó al gobierno capitalino por recomendación de Octavio Romero Oropeza, director general de Pemex, pero eso no será suficiente, pues al interior de su área de influencia tiene incrustados a personajes ligados a anteriores administraciones.
Atentos a estos cambios andan no solamente dirigentes sindicales o miembros del gabinete local, sino ex funcionarios del gobierno de Miguel Ángel Mancera, sobre todo por las carpetas de investigación que se están armando.
Y es que Juan Ayala fue sólo una pieza en la operación que personajes como Miguel Ángel Vázquez, quien acabó como jefe de asesores del gobierno capitalino, hicieron para mover grandes cantidades de dinero público a diversas actividades, según dicen.
Hay muchos preocupados, no por el tema de cuotas sindicales o de la nómina gubernamental, manejada a placer por los manceristas, sino por los cientos de millones de pesos de partidas al sindicato, provenientes de alcaldías y del gobierno central.
Dicen que esos recursos venían acompañados de una lista de empresas —muchas de ellas fantasma con las que se tenían que firmar los contratos.
Hay una amplia investigación sobre esos millones y habrá que estar atentos a las facturas que se presenten, pues dicen que como es un asunto de interés de AMLO, en el SAT tienen la orden de sacar la lupa.
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