Penales femeninos, hogar de cientos de niños

Penales femeninos, 
hogar de cientos de niños 
Hanna Katori 

Los penales son hogar de cientos de niños que nacen dentro de ellos, privados de su libertad como un daño colateral de la deficiencia del sistema jurídico y penitenciario. 
Actualmente no se cuentan con cifras oficiales sobre los menores que viven en la carcel junto a sus progenitoras presas, el dato más actual que se tiene es el del año 2014 que indica que había 549 menores dentro de los penales, de acuerdo con datos del Sistema Penitenciario Federal. 
Pero estas mujeres no siempre entran embarazadas a los penales si no que el 60% de los embarazos de presas ocurren ya estando encarceladas según "Sleep! Journal", pues las mujeres dicen que quedan embarazadas la mayoría de las veces intencionalmente en las visitas conyugales o en interreclusorios. 
Pues estar embarazada dentro de un penal tiene su beneficio como el evitar ser enviada a cárceles federales o recibir aislamiento como castigo. Esto no quiere decir que las mujeres y los hijos lleven una vida adecuada. 
Tanto las madres desde el embarazo como los menores en su nacimiento y durante toda su infancia, son víctimas de la  violación a sus derechos humanos, por la falta de atención médica, alimentación apropiada y cuidados que requieren las mujeres para llevar a cabo un embarazo saludable lo cual daña el desarrollo del bebé. 
Estos niños no sólo son privados de su libertad, si no que crecen en un ambiente poco sano  de estrés, ansiedad, marcado por la violencia y la  corrupción qué hay en estos centros.
Sus derechos a atención médica, lugar donde dormir, educación y alimentación adecuada le son limitadas o negadas. Esto se debe que al no ser contabilizados en las estadísticas penitenciarias los niños no son considerados por el gobierno al momento de presupuestar recursos para los centros. 
La consecuencia de esto los centros tienen que emplear los recursos que de por sí son escasos de otros rubros para mantener a los infantes. 
Sin embargo los costos que lleva que los niños vivan en este ambiente, no existe un consenso para ver qué es lo mejor para ellos, crecer con su madre presa o crecer sin ella, pues sin embargo los hijos de ellas a pesar de vivir fuera de cárceles también son víctimas del sistema. 
Los niños mayores de 3 años permanecerán alejados de sus madres hasta que éstas cumplan con su condena y de no contar con familia que se pueda hacer cargo de ellos mientras esto suceda son llevados al DIF u otra institución de seguridad social con todos los costos que implica esto incluida con la pobreza y exclusión social del que son víctima los familiares de las presas. 
El sistema penitenciario y las leyes que lo rigen tiene un gran vacío que tiene que ser solventado, que si bien "considera" las necesidades de las presas embarazadas, las madres y los menores, aún tienen mucho trabajo que hacer en la materia de derechos humanos. Pues no se cuenta con ningún sistema de reintegración ni para las madres como para los menores al salir del penal y mucho menos uno de seguridad que garantice el pleno desarrollo de estos y limite los efectos negativos que puede llegar a tener por los estigmas penitenciario con el que crecen dentro y fuera de la carcel.  
Pero no todo es malo pues existen instituciones como "reinserta" que buscar el bienestar en el desarrollo de estos niños, pues ellos se encargan de otorgarles la misma educación como si estuvieran fuera, para así al salir poder seguir con sus estudios con normalidad. Otra de las actividades que hace esta institución es llevar a los infantes de excursión fuera de la carcel para que así ellos conozcan el mundo real y al momento de salir tengan una idea de qué pasa. 
Esta institución se preocupa tanto por estos niños que incluso crearon una zona especial para ellos, donde pueden comer, jugar , leer y aprender diversas actividades junto con su madre. 

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