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sábado, 24 de agosto de 2019

LA BARRIADA/O TODOS COLUDOS O TODOS MORENOS

POR MARTIN AGUILAR

Desde el mismísimo Zócalo les mandaron a decir a los partidos de oposición que si saben contar, no cuenten con el control de la Junta de Coordinación Política del Congreso de la Ciudad de México, que seguirá en manos de Morena.

Ni reglamentos ni acuerdos previos entre partidos valdrán para que la Cuarta Transformación suelte la conducción en Donceles, y que ya se verá cómo maquillan de legalidad los movimientos, pero que nadie se haga ilusiones.

En teoría, la presidencia de la Jucopo le tocaba al PAN, por ser la segunda fuerza en el Congreso local, y los suspiritos azules ya hasta se habían peleado por ver quién de ellos asumiría, pero ya les dijeron que se vayan bajando del tabique.

Quizá por ello el presidente de ese partido en la capital, Andrés Ataide, ya dejó claro que durante el próximo año legislativo serán una dura oposición que no dará tregua al gobierno de Claudia Sheinbaum, que hasta ahora ha sido fallido.

Del PRD ni pensarlo, pues Jorge Gaviño, quien es el coordinador, ha sido una piedra en el zapato durante el primer año legislativo, y por los rumbos del Antiguo Ayuntamiento no es muy querido.

Dicen las malas lenguas que los morenos moverán cielo, mar, tierra y reglamentos para quedarse, también, con la Mesa Directiva, que en la actualidad encabeza Jesús Martín del Campo, y que recaería en una mujer.

Incluso, ya mencionan que el próximo presidente de la Jucopo puede ser José Luis Rodríguez, que se ha movido muy bien en la grilla interna, aunque no es el mejor visto desde las oficinas del Zócalo.

Se espera que este fin de semana arranquen las reuniones plenarias que cada fracción realiza antes del inicio de cada periodo legislativo, y que se decida el camino que cada grupo va a seguir.

Se prevén algunos cambios ya pactados, como en la coordinación del PRD, que supuestamente le toca a Víctor Hugo Lobo en lugar de Gaviño —según un acuerdo—, pero la cosa aún no se define bien.

Lo que sí se puede prever es que habrá un Congreso local marcado por la confrontación entre grupos y con el Gobierno de la Ciudad de México, que tendría que usar las herramientas que tiene como Estado para presionar a sus enemigos.

Y es que las autoridades morenas al parecer ya saben para qué sirven las contralorías y las procuradurías, y ante los malos resultados que están teniendo, no tarden ni tantito en presentar sus propios casos de corrupción de administraciones pasadas en la capital.

Ya vieron el caminito en el caso de Rosario Robles a nivel federal, y a lo mejor se les antoja uno local.

 


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