POR MARTIN AGUILAR
Después de tanto pregonar que se quería quedar en el cargo para evitar que el Congreso de la Ciudad de México cayera en falta por cancelar sus transmisiones, Ricardo Rocha se convenció repentinamente de dejar la dirección del Canal del Congreso.
Todo mundo recuerda las dos visitas que el periodista hiciera a las mañaneras del Presidente para pedirle que interviniera en las decisiones de los diputados locales de Morena, quienes desde el año pasado lo querían echar de Donceles.
Rocha armó un dramón y hasta le echó en cara a AMLO que cuando al hoy mandatario nadie lo apoyaba, él le prestó gratis sus estudios de televisión, y que tanto lo admiraba que hasta le puso Andrés a uno de sus nietos.
Ni el ir a llorar a Palacio Nacional le funcionó al periodista, funcionario y empresario –todo al mismo tiempo–, pues los morenos ni se inmutaron de esas quejas, por la sencilla razón de que ningún eco tuvo en el entorno presidencial.
Es más, ni la velada amenaza de arremeter en contra de Claudia Sheinbaum y de acusar a su secretaria de Gobierno, Rosa Ícela Rodríguez, de no solucionarle el problema, ablandó la burbuja morenista del Congreso, que le dio palo una y mil veces.
Fue hasta que llegó la nueva Presidencia de la Junta de Coordinación Política que Rocha logró no sólo que lo escucharan, sino que llegaran a un acuerdo.
De entrada, al correrlo le dieron una liquidación de 700 mil pesos brutos.
Pero eso fue lo de menos, pues para retirarse sin hacer lío, exigió que los diputados le devolvieran el dinero que gastó en "financiarlos", ya que dijo que de su bolsillo pagó la renta y los servicios para producir los programas del canal desde que salió al aire.
Por ese concepto, le dieron un chequecito de 5.7 millones de pesos, pues según él con eso apenas se cubrían la renta de estudios, estacionamientos, telefonía, agua, luz e internet.
La pura renta del estudio –según facturas que presentó– era de 130 mil pesos mensuales que religiosamente pagaba de su bolsillo, sin contar los demás gastos. La pregunta es cómo le hacía para pagar esas cantidades mensuales si él cobraba 70 mil pesos mensuales.
Vaya amor al trabajo de Rocha, pues tanto le gustaba su proyecto que usó sus ahorros cuatro años para sostenerlo.
Por cierto, él se fue rayado con poco más de seis millones de pesos en total; para una parte de sus trabajadores sólo pidió un mes de salario.
Ya con la cartera abultada dejó de buscar a AMLO y de amenazar a funcionarios de la 4T.
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