POR MARTIN AGUILAR
Como es costumbre los morenos dictaminaron nueve leyes y el acto estelar fue la relación entre los diputados de Morena, que se acusan unos a otros de querer servirse a su antojo el millonario presupuesto del Congreso local.
Lo que congregó a un buen número de personas ayer en Donceles, fue la anunciada denuncia del diputado Rigoberto Salgado en contra del Oficial Mayor, Alfonso Vega González, para que la Contraloría Interna lo investigue por "licitaciones amañadas".
Ante la expectativa que levantó el desgreñe interno en la granja morenista, la cúpula López obradorista estuvo a punto de sacar el tema del orden del día, pues los exhibía en un pleito interno por hacerse de los dineros públicos.
Al final, Salgado subió a denunciar supuestas maniobras de Vega González para echar abajo una licitación nacional, que se había realizado para la adquisición de uniformes y calzado del personal del Congreso.
El legislador dijo que el Oficial Mayor permitió la manipulación de las propuestas por parte de las empresas participantes, por lo cual debería ser investigado por la Contraloría Interna y en su caso sancionado.
Es realmente trágico que, en apenas un año, los morenos han pasado cuchillo a los dos oficiales mayores que ellos mismos pusieron.
Ojalá fuera porque en realidad quieren que se actúe con honestidad, pero el pleito es porque los millones del Congreso no van para sus empresas, sino para los de sus compañeros de partido.
En los pasillos de Donceles se comentó que en realidad la acusación de Salgado, exdelegado en Tláhuac, fue porque piensa que quien quiso beneficiarse con el contrato de los uniformes es su compañero de partido, José Luis Rodríguez.
A fin de bajarle un poco el tono al pleito, la también morenista Leticia Varela propuso que la investigación abarque también al ex oficial mayor Javier El Güero González Garza, echado hace un par de meses por sus dudosos manejos de los dineros públicos.
El pequeño debate generado sirvió para que, por enésima ocasión, los morenos se exhibieran solitos, ante una provocación más del perredista Jorge Gaviño, quien les clavó un aguijón al exhibirlos como diputados que depredan la nómina con sus recomendados.
A la tribuna subió Ricardo Ruiz, quien quiso centrar a Gaviño al acusarlo de que no se valía utilizar triquiñuelas como la de pedir la palabra para hablar en contra y hacerlo a favor, con tal de subirse a hablar.
El pequeño detalle es que quien hizo tal triquiñuela fue su compañero Carlos Castillo, quien, efectivamente se anotó para hablar en contra y habló a favor.
Pobre Castillo, no sólo la oposición lo tunde cada que habla, sino que ahora hasta su coordinador lo exhibió sin querer… Porque nadie quisiera pensar que, como es su enemigo en la lucha interna por la alcaldía de Coyoacán, lo haya hecho a propósito.
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