Redacción
Desde hace más de cinco años, una ola de extorsiones, robos y asesinatos, se hizo presente en las instalaciones de la Central de Abasto de la Ciudad de México (CEDA), donde operan cuatro bandas de asaltantes, quienes aprovechan que en ese lugar casi todas las operaciones se realizan con dinero en efectivo.
De acuerdo con los afectados en su mayoría locatarios del CEDA hay 48 policías que no cumplen con la seguridad requerida ya que no implementan una verdadera estrategia para contener al crimen organizado que opera en la zona.
De acuerdo con informes de agentes de investigación adscritos a la Procuraduría capitalina, una de estas organizaciones es conocida como "Los Oaxacos" y se le relaciona con varios asesinatos cometidos entre 2014 y 2017.
También se le vincula con el crimen de un comandante de la Policía de Investigación, cuando pretendía detener a un integrante de la banda, así como con el asesinato de la policía auxiliar Margarita Rivera Rivera. ocurrido el 6 de mayo de 2018 en el pasillo 2 letra G.
Los informantes señalan que las otras bandas delictivas traen «asoleados» a los locatarios de la CEDA y han sido identificadas como "Los Kinkones de Chimalhuacán", que asaltan a los transportistas; "Los Malabaristas", dedicados a robar bodegas; y "Los Pelones", que atracan a transportistas y también roban autopartes.
De acuerdo con las investigaciones realizadas, algunos robos se dan en las zonas de bodegas y pasillos, otros en los lugares específicos para carga y descarga de diversas mercancías.
Los integrantes de las bandas empezaron como diableros y una vez que conocieron el movimiento de la Central, empezaron a robar mercancía y con el tiempo se fortalecieron toda vez que no eran detectados, además su actividad les dejaba jugosos dividendos y empezaron a reclutar más gente para ampliar sus tentáculos criminales.
A pesar de que hasta hace unos días la Central de Abasto era vigilada por 288 policías, el año pasado se registraron 677 delitos, de los 185 fueron clasificados por las autoridades como de alto impacto.
Informes de la Fiscalía General de Justicia capitalina refieren que entre 2014 y 2016, en la Ceda se registraron 19 homicidios dolosos, algunos con arma de fuego y otros con objetos punzocortantes.
Los robos han sido desde hace muchos años uno de los principales problemas que tienen al borde de la desesperación a los bodegueros, principalmente por la violencia empleada por los delincuentes.
En 2014, el Ministerio Público registró 176 denuncias por el referido ilícito, así como 170 al año siguiente y 176 el año pasado, los locatarios y trabajadores optaron por realizar cierres a la circulación en vialidades aledañas al referido centro de distribución.
Como parte de las medidas de seguridad se inició un proceso de credencialización de los 12 mil diableros que ahí laboran, los cuales estaán perfectamente identificados para evitar que personas ajenas a este grupo de trabajadores se infiltren para cometer cualquier tipo de ilícitos.
También las autoridades policiacas y del gobierno capitalino, sostuvieron una reunión con líderes de la CEDA, durante la cual se acordó establecer filtros de seguridad en donde los clientes y trabajadores al momento de accesar deberán despojarse de gorras y capuchas para que las cámaras puedan captar sus rostros.
Actualmente no se permite el consumo de alcohol, ni la alteración del orden público en zonas comunes, tampoco la portación de sudaderas con capucha puesta, y el uso de objetos punzocortantes, queda limitado sólo a las áreas de trabajo. Sin embargo, la delincuencia continúa operando en las instalaciones de la CEDA.
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