Martín Aguilar
A casi tres años de haber regresado a México, Napoleón Gómez Urrutia, senador de la República, dijo que ese tiempo ha sido de mucho trabajo y que no regresó con un espíritu vengativo contra nadie.
No regrese como senador de la República, con un espíritu vengativo contra nadie, al contrario, con un espíritu constructivo, propositivo, y es lo que he estado haciendo en el Senado con las iniciativas y reformas que me ha tocado proponer", dijo.
Comentó que, aunque a él lo intentaron desterrar del país, cuando regresó a finales de 2018 como senador electo, y como líder del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares siempre se mantuvo en comunicación a través de todos los sistemas modernos de tecnología. Además, lo reeligieron seis veces pese a su ausencia física, de manera unánime y con presencia de notarios públicos.
Sin embargo, destacó que no ha dejado de haber un poco de tensión desde su regreso, cuando volvió para tomar protesta como senador el 1 de septiembre de 2018.
Aseguró que él volvió dispuesto a trabajar y a contribuir con su experiencia y capacidad, tras la invitación que le hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador para regresar como senador y proponer las iniciativas y reformas que fueran necesarias para reorganizar el mundo del trabajo.
Durante la presentación de su segundo libro El triunfo de la dignidad, en el que describe que sus vivencias en los siete años transcurridos desde la aparición de su primera obra, El colapso de la dignidad, en el que denuncia la persecución política, dijo que sigue viviendo una campaña negra por parte de sus adversarios "los tres hombres más ricos y los tres expresidentes de este país y sus contactos se dedicaron a hacer una campaña negra para que yo no regresará como senador, y querían influir en el presidente y publicaron desplegados completos en contra, inventando mentiras, queriéndome desprestigiar, al sindicato y demás dirigentes".
Destacó que lo siguen haciendo, ya que recientemente salió una nota en el Reforma pagada por ellos, "donde acusan al sindicato minero de sabotaje y chantajista, cuando es lo contrario, muy propositivo, sólido, constructivo y que se dedica a abrir nuevas fuentes de trabajo, con mucho cuidado de los derechos de los trabajadores y las familias".
"Han seguido con una obstinación enfermiza de querer atacar al sindicato, a los dirigentes, que yo presido, es algo que no cesa, de una manera u otra, con periodicazo, con opiniones".
Refirió que cuando propuso la tregua lo hizo pensando en México, de construir, de aportar ideas para mejorar la situación económica, política y social de México, "apoyar este proyecto de transformación, crear un nuevo sindicalismo, una nueva mentalidad empresarial, les propongo una tregua que hagamos a un lado las diferencias y privilegiemos las coincidencias, para construir una mejor sociedad".
Finalmente, contó que pese a la campaña negra que hay en su contra, el martes 22 que presentó su libro, se enteró que sus adversarios históricos enviaron desde días antes una circular y unas notas a las cámaras empresariales y a los medios de comunicación para que no dieran difusión; sin embargo, no lo lograron "porque hubo mucha expectativa y mucha asistencia, fue un evento muy importante y trascendente, hubo gente que no pudo entrar al Auditorio Jaime Torres Bodet, del Museo de Antropología e Historia".
Expresó que él espera que "ya dejen estos odios, actitudes despóticas, este desprecio hacia los trabajadores, porque al final son los que les generan riqueza a estos grandes empresarios, y lo lógico es que llevemos una relación cordial, respetuosa, que tengan más responsabilidad social hacia las comunidades donde operan, el respeto a los derechos de los trabajadores, al medio ambiente".
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