Rebeca Marín
Los últimos tres gobiernos han obstaculizado el crecimiento de las Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (Sofomes), pues en la regulación no se incluyeron incentivos ni políticas públicas adecuadas para que el sector pueda competir con los bancos, lamentó Enrique Presburger, presidente nacional de la Asociación de Sofomes (Asofom).
"En cada uno de los sexenios se ha puesto más regulación, más multas, mayor supervisión, y mayores exigencias legales. Hemos tenido mucha política de sanción; sin embargo, todos estos gobiernos han fallado en desarrollar incentivos para las figuras de Sofomes", señaló el directivo.
Estas instituciones, dice, ofrecen créditos para la población en general, con mejores condiciones respecto a un banco, como los plazos de pago, requisitos o tasas de interés, aunque su principal característica es otorgar financiamientos a pequeñas y medianas empresas.
En México operan poco más de mil 500 instituciones de este tipo, de acuerdo con datos de la Asofom.
Enrique Presburger, quien hoy toma posesión como presidente nacional de la Asofom, señaló que durante esta administración, el gobierno federal, a través de la banca de desarrollo, ha preferido entregar de forma directa los apoyos financieros a los mexicanos, en lugar de utilizar a este sector, como lo permite la ley, para llevar el dinero a los sectores que lo necesitan.
"Las Sofomes deberían tener mucha mayor participación del fondeo de la banca de desarrollo. Hoy hemos recibido menos recursos y apoyo institucional por parte de ellos. Por el contrario, han empezado a prestarle al consumidor final de manera directa", aseveró.
Adicionalmente, expresó que estas acciones van en favor de la inclusión financiera del país, que también será importante durante la reactivación económica tras la pandemia.
"Nosotros deberíamos ser más bien el vehículo de la inclusión financiera, y tener un acercamiento mucho más estrecho con la banca de desarrollo, sencillamente porque la inclusión financiera es una de las metas primordiales de este gobierno", destacó.
Otro obstáculo para la llegada de recursos de la banca de desarrollo a las Sofomes es que se mantiene vigente la figura de las instituciones "no reguladas", aunque hace más de 10 años cumplen con las normativas correspondientes por parte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), que incluyen procedimientos para prevenir el lavado de dinero.
"Sean pertenecientes a bancos o no, ya todas las Sofomes están reguladas. La regulación es algo que debería quedar claro legalmente, es decir, mayor claridad jurídica para fortalecer a la figura y mayores apoyos en temas de fondeo, porque no podemos captar recursos en general".
Este último punto ha sido la principal demanda del sector desde hace varios años, pues la banca de desarrollo ha preferido otorgar apoyos o créditos de manera directa, al tiempo que ha reducido los recursos canalizados a las Sofomes.
La banca de desarrollo es un conjunto de instituciones financieras que pertenecen a la administración pública federal, y su labor es promover el financiamiento a proyectos productivos en el país. Algunas de ellas son Nacional Financiera (Nafin), Banobras, o el Banco del Bienestar.
"Más allá de la administración de la Cuatroté, el gobierno en general tiene mucho tiempo sin evolucionar su financiamiento en materia estratégica, y la banca de desarrollo debería ponerse de la vanguardia con la nueva realidad mexicana", subrayó Presburger.
Recientemente, destacó el presidente de la Asofom, la banca de desarrollo también prefirió otorgar créditos de primera mano a la gente, sin garantías o plazos establecidos. Incluso, consideró, estas instituciones no cuentan con la experiencia necesaria para otorgar financiamientos de manera directa.
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