Dicha firma, de Corporativo Kosmos, ha sido sancionada al menos en 34 ocasiones por proveer comida contaminada o en mal estado en penales federales, dice un comunicado.
En su historial se encuentra que en 2014 fue multada por darle comida con salmonela a reos del Penal de Puente Grande, Jalisco, mientras que en 2011 se presentaron quejas ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos contra la firma por distribuir comida antihigiénica a los reos.
La Cosmopolitana, empresa que encabeza el empresario de origen lituano, Jack Landsmanas, fue una compañía beneficiada durante el gobierno de Miguel Ángel Mancera.
A la par de las sanciones por proporcionar alimentos en mal estado, La Cosmopolitana se convirtió en proveedora favorita del gobierno federal en las administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. De 2005 a 2019 obtuvo 1,077 contratos por un monto total de 10,356 millones 415,626 pesos.
"En 2009, 2013 y 2014 sus ingresos por contratos rebasaron los 1,000 millones de pesos (mdp), mientras que, en 2011, 2014 y 2015 rebasó la centena de contratos por año. Uno de sus convenios más oneroso se le adjudicó de forma directa en 2007 por el Comisionado del Órgano Administrativo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social y fue por 161 mdp", dice el comunicado.
Incluso a nivel federal tiene los mayores cuestionamientos, ya que también se ha hecho de contratos millonarios, incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que, de llegarse a comprobar la corrupción en penales de México respecto al tema alimentario, los contratos con las proveedoras se cancelarán.
La firma, de acuerdo con su página de internet, actualmente tiene operaciones en 16 entidades federativas.
Corporativo Kosmos (La Cosmopolitana, Café Bersa y Productos Serel) y de la empresa Abastos y Distribuciones Institucionales (Abadi), son propiedad de la familia Landsmanas, de origen letón-lituano.
Este fin de semana, el Gobierno de Baja California canceló un contrato por mil 800 millones de pesos tras descubrir que los guisos que preparaba se hacían con insumos caducos.
Lo grave de todo es que dicen que en la CDMX saben que no es la mejor opción, pero no quieren arriesgarse a buscar otras propuestas, pues pocos saben el teje y maneje de las cocinas en los reclusorios, que no por el hecho que alimente a delincuentes, violadores o asesinos les de sobras, al final son seres humanos que merecen tratarlos con respeto.
Bien dicen, más vale malo por conocido que bueno por cocinar.
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