Aparece en México la "racionalización" del gasto en los hogares, toda vez que las familias ya viven al día, más en aquellas en las que se han quedado sin empleo y dependen de lo que ganan, al salir a trabajar cada mañana.
María Guadalupe Guzmán Alvarado reconoció que solamente compra lo que necesita, pues ahora en la actualidad es muy difícil excederse en las compras.
"Nada más compramos lo que vamos a utilizar en el día, pues es muy difícil hacerlo como antes, cuando se podía, ahora ya no se puede hacer", dijo.
A su vez, la señora Laura, acepta que a veces ya ni lo necesario puede comprar, pues su sueldo a veces no le alcanza y trata de "estirarlo" lo más que puede.
"Ya ni lo necesario, no alcanza el dinero. Ya mí sueldo no me alcanza. Yo no sé cómo el Presidente puede vivir con poco dinero, él porque vive en un castillo. Al menos para comprar lo básico para la canasta básica ya no alcanza", dijo en tono molesto.
Y agregó que, a veces con el sueldo apenas puedo terminar bien la quincena, pues no gano mucho y apenas saco para el día.
A nivel mundial crece una tendencia de consumo racional o enfocada a gastos alineados a lo que realmente queremos de la vida. Inició en Japón y rápidamente se implementó en los hogares de economías desarrolladas de Europa y Norteamérica.
"En México el conocido ikigai financiero, como se le conoce a los gastos conscientes, se populariza en las grandes urbes mexicanas como Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y Querétaro", dice Liliana Silva, especialista de finanzas personales de la Fintech Cash Cash Préstamos.
Derivado de las altas tasas de desempleo, recesión y mayor racionalización de gastos en los hogares, la nueva mentalidad de consumo trata de impulsar la sustentabilidad, ahorro y promoción de la economía circular. Más aún "desalienta el consumismo exacerbado y el desperdicio e impone reflexionar el qué comprar, por qué y para qué", refiere Silva.
La vocera de la Fintech Cash Cash Préstamos también aseguró que, en general, se trata de un movimiento que modificará grandes industrias como el empaque y los plásticos, porque "las envolturas de todos los bienes tienden ya a reducirse de forma significativa y se tiene una mayor conciencia del impacto de nuestras acciones al medio ambiente".
La racionalización del gasto doméstico, asimismo, también afectará a la industria de bebidas y alimentos. "No sólo es una cuestión de salud y mejor aprovechamiento, sino también de reducción del presupuesto destinado a alimentos y bebidas. Existen evidencias de que se privilegian más los comestibles naturales respecto a presentaciones enlatadas y comida congelada y rápida", refiere Silva.
Concientizarnos de los gastos es una práctica que no se limita a enlistar las compras del supermercado. "Es inferir qué queremos adquirir y qué connotaciones tiene el comprar una determinada prenda de vestir, por ejemplo. El simple hecho de cuestionarnos si realmente la usaremos limita en gran medida la rotación de esa mercancía", menciona la experta en finanzas personales.
El análisis de nuestro presupuesto determina en gran medida qué es importante para nosotros. "La lista de las prioridades de gastos pueden develar, en gran medida, si priorizamos salud sobre diversión, por ejemplo, o si nos limitamos en gastos superfluos sobre atención a la casa o familia", dice Silva.
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