Las señales son claras y, si en la 4T no quieren verlas, pues allá ellos y su mala cabeza, pero la realidad es que la capital del país otrora obradorista, es hoy el principal bastión de la alianza opositora Va por México, apoyada mayoritariamente por la ciudadanía.
Como que ya va siendo hora de que Morena deje de fantasear con que tiene 1.2 millones de votos como piso para 2024. Esos votos los obtuvo usando todas las herramientas del Estado en la pasada consulta sobre la revocación de mandato del Presidente.
Sin ningún enemigo al frente y violando sin rubor la ley electoral, con el uso y abuso de los recursos públicos y los programas sociales, los morenos sólo consiguieron esa cifra, que debe ser considerada como su techo, no como su piso.
Está claro que con esos votos no tienen la menor posibilidad de retener la capital del país, por lo que debería concentrarse en tratar de retener sus actuales alcaldías zonas y los distritos electorales donde tengan más presencia, para que no se vayan al fondo en 2024.
Y es que después de arrasar en 2018, en cada nueva elección su porcentaje disminuye considerablemente en la CDMX, al grado de que Morena tendría que declararse pronto en bancarrota electoral, pues está claro que están en recesión.
La cosa es grave para la 4T, porque, así como sus triunfos en la capital del país re- suenan en toda la República, sus recientes derrotas resuenan todavía más, y la percepción generalizada es que están en picada y sin red de protección.
Porque la derrota de junio pasado no solamente le pegó a la imagen de Claudia Sheinbaum, que aspira a la Presidencia de la República, también le dio de lleno a la imagen del inquilino de Palacio Nacional, pues le quitó el mito de invencible.
Además, el gobierno sigue extrañando las doce diputaciones federales de la ciudad que se perdieron, sobre todo ahora que la oposición está envalentonada en San Lázaro, donde el partido oficial no está en condiciones de sacar ya ninguna reforma constitucional.
Aunque quizá lo más duro para la jefa de Gobierno haya sido el fracaso en la consulta para la revocación de mandato, donde no sólo se quedó a menos de la mitad de los votos prometidos, sino que los capitalinos comprobaron una vez más que Morena es vulnerable.
Para todos el dato duro de la consulta es que en sólo tres años Andrés Manuel López Obrador perdió la mitad de lo ganado en 2018; habrá que sacarle también las cuentas a Sheinbaum, pues ella ha perdido más de la mitad de los votos con que ganó la Jefatura de Gobierno.
En sólo tres años, de ser el partido dominante, Morena ha sido desplazado del ánimo de los electores de la capital, y ahora es turno de la alianza para que empiece a perfilar ya a su posible candidato o candidata a suceder a Claudia.
La mesa está puesta para que la oposición consolide la CDMX como su nuevo bastión electoral.
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