La cultura de la impunidad prevalece en el actual gobierno, impulsada desde la Presidencia de la República.
El discurso lo demuestra todos los días. Desde Palacio Nacional se instruye violar la ley.
No lo dice abiertamente, pero con sus mensajes, sus seguidores los replican de inmediato sin importarles si faltan a la Constitución o a las leyes.
Por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador restauró el "dedazo" siempre criticado y cuestionado como cultura arraigada del priismo.
Usa como distractor a sus mejores políticos. Un día los "destapa" y al día siguiente los descarta según su humor y estado de ánimo.
Eso sucede con su paisano Adán Augusto Hernández, el secretario de Gobernación.
A quien de plano sacó de la jugada es al coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal Ávila.
El caso es que dentro de Morena tiene las mismas posibilidades que Gerardo Fernández Noroña. Así lo indican los sondeos.
El pasado fin de semana fue prolijo en la promoción personalizada de la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum y del canciller Marcelo Ebrard.
Ambos políticos han desatado una frenética campaña paralela a sus quehaceres gubernamentales.
¿De dónde saldrán los recursos para su promoción? ¿Acaso el INE no debe ponerles un alto o de plano sancionarlos?
El hecho es muy claro: la sucesión está muy adelantada entre Sheinbaum y Ebrard, como punteros para suceder a López Obrador.
Lo dicho, el presidente usa el púlpito de sus conferencias para promoverlos y ellos jactanciosos impulsan sus aspiraciones.
Fiel a las enseñanzas del pasado, el mandatario juega con sus fichas. Les puso "corcholatas", un término que lleva el nivel de la política a la basura.
Prueba y aprueba a sus funcionarios que lo sucederán. Ha dicho que se definirá por encuestas al mejor posicionado.
Pero si hoy Morena y López Obrador tuvieran qué elegir candidato, el bueno sería Ebrard, según los datos de la onceava medición de "Los Presidenciables 2024", correspondiente mayo.
Marcelo alcanza el 33%, Claudia el 30%, Adán Augusto 9%, Monreal 7% y Noroña 6%.
Dicha consultoría, arroja un dato que es vox populi, el presidente influye a favor de la jefa de gobierno. El 66% cree que le ayuda. En cada medición el porcentaje aumenta.
Los datos citados permiten entender el por qué Ebrard y Sheinbaum se encuentran en una desesperada carrera rumbo al 2024.
Pero en el mundillo de la política y en los comederos donde las charlas versan sobre el tema, adelantan que Marcelo derrotará a Sheinbaum.
Un dato que agregan a las preferencias del canciller es que cedió el paso a López Obrador en 2012, bajo el acuerdo de que después le tocaría a él.
Eso no quiere decir que Sheinbaum deje de ser la consentida o que Monreal vaya a revivir.
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