Parece que las malas noticias no paran para el secretario de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, quien ya se ve como sustituto en la capital, cuando Claudia Sheinbaum se vaya a buscar la Presidencia de la República.
Nadie duda que Sheinbaum dejará inconcluso el mandato de seis años para el que fue elegida en la CDMX, pues, por ley, tiene que renunciar antes a su puesto si quiere postularse a otra candidatura.
Tampoco es secreto que Batres es el inminente sustituto, por lo que se promueve ya como el personaje que supuestamente se encargará de organizar las elecciones para la 4T en la ciudad, y que será quien decida las posiciones locales más importantes.
Nada más falso, pues históricamente quien llega a cerrar el changarro sólo recibe indicaciones y las tiene que acatar, pues las decisiones importantes se toman en otras instancias y en el gobierno capitalino sólo se ejecutan.
Cuestión de preguntarle al último personaje que ocupó ese puesto, José Ramón Amieva, a quien Miguel Ángel Mancera dejó con las manos amarradas y que, cuando era evidente que Claudia iba a ganar, se vendió a Morena para comprar impunidad.
En pago, le dieron chance de ser alcalde de la 4T en su pueblo natal, donde dicen que esa traición no lo deja dormir tranquilo.
Como Martí es un poco más listo, ya piensan en ponerle una acuña para cuando asuma, y ésa sería Julio César El Nenuco Moreno, exalcalde en Venustiano Carranza y actual diputado federal de Morena.
Todo el mundo sabe que estos personajes se odian con odio jarocho y, al no poder verse ni en pintura, se cuidarán mutuamente las manos, al grado de anularse. Felicidades a quien se le haya ocurrido esa perversidad.
Habrá que recordar que hace más de un año El Nenuco traicionó al PRD —su partido de toda la vida— y entregó la plaza a Sheinbaum a cambio de la promesa de varios puestos, entre ellos una importante comisión en San Lázaro.
Por supuesto que los morenos no le cumplieron y el exalcalde está buscando sobrevivir después de 2024, y entre su equipo cercano dicen que ya les informó que la jefa lo mandará al gobierno para cuidarle las manos a Martí.
Aunque en Morena no lo pelan mucho, y de hecho le hacen el fuchi-caca, Julio César se ha ganado la confianza de Sheinbaum, quien incluso lo escucha, sólo que abajo no lo dejan operar.
Sus colaboradores creen que el brinco del sol azteca a la 4T no fue la mejor jugada que pudo haber hecho, pues al menos en el PRD era de los pocos dirigentes con algo de influencia y, en cambio, con los pejistas quedó en calidad de arrimado.
Si es verdad que asumirá el segundo lugar en importancia en la CDMX cuando Claudia se vaya a pelear la grande, estará aceptando la posición de fusible, con la única esperanza de que su jefa sea candidata y gane las elecciones.
En ese caso, tendría una posición en el gobierno federal; de lo contrario, el frío que le llegará a él y a su equipo será intenso.
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