Martín Aguilar
Despedirse de sus familiares y amigos para tener que empezar su vida desde cero en otro país es a lo que fueron obligados los periodistas Juan de Dios García y María de Jesús Peters, luego de ser amenazados de muerte y no encontrar protección por parte de las autoridades.
Por 23 años, María dedicó su vida a cubrir historias sobre víctimas de violencia. Su trabajo iba desde acompañar caravanas migrantes hasta escuchar las historias de indígenas que padecieron desplazamiento forzado a causa del crimen organizado. Jamás imaginaría que un día sería ella quien tendría que dejar su hogar para poder sobrevivir.
En entrevista con Animal Político, los periodistas cuentan que la única solución que encontraron para mantenerse a salvo es buscar refugio en Estados Unidos, ya que las autoridades mexicanas no les dan las garantías necesarias para poder quedarse y seguir con su trabajo.
"Ejercer el periodismo en México actualmente es enfrentarse a agresiones, a saber que por solo hacer tu trabajo te pueden perseguir, golpear, agredir y, cuando lo denuncias, cuando pides ayuda, ves que no hay absolutamente ninguna seguridad para que se ejerza el oficio", dice Juan, director del medio Quadrantín en Chiapas.
Al periodista le consta la inseguridad que hay para el gremio, sobre todo cuando en octubre de 2021 su colega y amigo Freddy López Arévalo fue asesinado en San Cristóbal de las Casas.
"Es este clima de violencia lo que nos empuja a salir, estamos por irnos en 24 o 36 horas, queremos irnos lo más pronto posible para no ser víctimas de homicidio como lo han sido tantos compañeros", lamenta Juan.
De acuerdo con el testimonio del periodista, las agresiones en contra de él y María, su esposa, comenzaron en 2012, cuando ambos cubrían disturbios tras una jornada electoral.
"María de Jesús y yo quedamos atrapados porque la gente del pueblo de Motozintla quemó la presidencia municipal, dos patrullas; fue cuando entró la policía y fueron a nuestra habitación donde se estábamos los tres: mi esposa, mi hija y yo. A mí me sacaron del cabello, me golpearon y nos quitaron el dinero y la memoria de la cámara", dice Juan sobre el primer ataque que sufrió.
Sin embargo, las amenazas e intimidaciones contra la pareja no pararon ahí. Juan relata que en 2016 un hombre, Ramón Rojas Suárez, quien se identificó como comandante, lo llamó por teléfono para amenazarlos de muerte a él y su familia.
"Presentamos las denuncias, primero en la fiscalía de Chiapas y luego ante la General de la República, y no hicieron absolutamente nada. En la Fiscalía de Protección a Defensores de Derechos Humanos y Periodistas del estado se declararon incompetentes, se emitieron medidas cautelares y no se cumplieron", recuerda Juan.
Yendo de un lugar a otro, apresurado por resolver sus asuntos pendientes antes de dejar el país en el que ha pasado toda su vida, el director de Quadrantín, quien ha dedicado 35 años de su vida al periodismo, dice que ha llorado en tantas ocasiones que a veces no puede distinguir si es de tristeza o impotencia.
"Tenemos que dejar todo en nuestro pueblo para tener que preservar la vida. No sé si nos vamos un día, un mes, un año, solo sé que mi vida es aquí y no sé si lograré encajar en otra sociedad", dice Juan antes de tener que seguir juntando maletas y cajas para su partida.
Mientras María ayuda a su esposo a meter su vida en cajas y mochilas, al verse obligada a cerrar su casa, asegura que el periodismo ha sido de las experiencias más bonitas que ha vivido y de las cuales ha aprendido.
"Me gusta lo que hago pero no el contexto en el que se hace. Una de las cosas que se deben atender para brindarnos mayor seguridad en el país es dejar de hablar mal de los periodistas, sobre todo el presidente debe de terminar con eso", dice la periodista.
A pesar de las agresiones en su contra y por las cuales tiene que dejar el país donde creció y formó su propia familia, María comenta que tanto ella como su esposo seguirán recordando a sus compañeros asesinados.
0 comments:
Publicar un comentario