No hagas cosas buenas que parezcan malas, reza un dicho popular que bien podría aplicarse a la carrera presidencial de las corcholatas de Morena, luego de que el Presidente de la República moviera ayer algunas fichas en la Secretaría de Gobernación.
El mandatario anunció la llegada de César Yáñez como subsecretario de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos en Segob, donde trabajará al lado del secretario Adán Augusto López Hernández.
Para algunos éste podría ser un movimiento más, de los muchos que se dan constantemente en la 4T, pero los nombres de los personajes implicados en esa jugada son una señal importante de hacia dónde se estaría inclinando la balanza presidencial.
Porque Yáñez no es cualquier funcionario, sino quizás el hombre más cercano a Andrés Manuel López Obrador en los últimos 25 años, y sobre todo es un buen operador político y con amplia experiencia en el manejo de comunicación e imagen.
Lo de menos es el nombre del puesto al que llega, sino lo que puede operar en esa dependencia, no sólo para el Presidente, sino para su nuevo jefe, que es una de las corcholatas de Morena para la candidatura presidencial de 2024.
Aunque César no operara en favor de Adán Augusto, y sólo llegara ahí para tratar de recomponer la relación del gobierno con la Iglesia, el mensaje que sale desde Palacio Nacional se podría leer como que los dados están cargados, y apuntan hacia Bucareli.
Seguramente nada dirán Marcelo Ebrard ni Claudia Sheinbaum —las otras dos corcholatas—, pero es obvio que la jugada les cayó como cubetada de agua fría para sus aspiraciones.
Y es que entre los morenistas se leyó de inmediato que López Obrador se decidió por su paisano Adán Augusto, para que el apellido López siga en la Presidencia hasta 2030.
Si ya Marcelo y Ricardo Monreal habían exigido piso parejo para la candidatura presidencial, hoy pueden ir buscando otro camino menos empedrado, pues está claro que sólo quedan dos corcholatas con posibilidades y no es ninguno de ellos.
La de ayer no ha sido la única señal enviada desde Palacio Nacional de que hay un especial afecto por López Hernández, que desde su posición puede tejer relaciones con gobernadores, legisladores, líderes de partidos políticos, empresarios e iglesias, entre otros sectores.
Eso le da un peso importante a la hora de las definiciones electorales en la 4T.
El gobierno de la CDMX también es un monstruo en cuanto a estructura y presupuesto, sólo que Sheinbaum no puede tener la movilidad del titular de Segob, ni hacer los amarres que él sí hace.
De los tres, el más castigado es Marcelo, pues su secretaría es pequeña y regularmente poco lucidora. Aunque habrá que reconocer que con él al frente le ha dado cierto brillo, especialmente porque su jefe no es afecto al roce internacional y siempre lo manda a él. Si fuera por los gringos o la comunidad internacional, el candidato seguramente sería el canciller, pero como la decisión la toma la 4T.
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