Después de la Presidencia de la República, el cargo más anhelado por los políticos es la Jefatura de Gobierno de la CDMX, porque, en automático, se convierte en la antesala de Palacio Nacional, y ésa es una especie de maldición para quien llega ahí.
Así fue con Rosario Robles, que cerró el trienio de Cuauhtémoc Cárdenas. Robles dejó el cargo en 2000 y se convirtió en presidenta nacional del PRD, desde donde buscó ser candidata presidencial del sol azteca, pero se enredó con el empresario Carlos Ahumada y fue su fin.
Aunque no fue de manera inmediata, Rosario terminó en prisión, de donde acaba de salir para llevar un juicio en su contra desde su propia casa.
El siguiente fue Andrés Manuel López Obrador, quien igual estuvo a punto de ir a prisión tras ser desaforado por un desacato judicial. Quiso ser presidente en 2006 y 2012 y en ambas ocasiones perdió, aunque en 2018 —después de 12 años— logró su objetivo.
A continuación, llegó Marcelo Ebrard, quien luego de un buen gobierno quiso ser candidato presidencial, pero se le atravesó López Obrador y se tuvo que bajar para dejarle su lugar.
Al terminar su mandato, Marcelo tuvo que huir del país.
Estuvo a punto de ir a la cárcel por irregularidades en la construcción de la Línea 12 del Metro; sobre él se fue su sucesor, Miguel Ángel Mancera. Después de dos años refugiado en Francia y en EU, regresó a México y se unió a la 4T; hoy aspira de nuevo a ser presidente.
Para no variar, Mancera también buscó la candidatura presidencial del PRD y, de hecho, inició la producción de sus respectivos spots, pero el intempestivo sismo de 2017 echó abajo sus aspiraciones y tuvo que abandonar su idea.
Dejó el cargo y se postuló para senador, cargo que ostenta actualmente. Desde que terminó su administración, en 2018, Mancera ha sido acosado con investigaciones judiciales, las cuales tienen en prisión y en fuga a varios de sus colaboradores cercanos.
En la actualidad gobierna Claudia Sheinbaum, quien desde que llegó aplicó una política de revanchismo y se fue contra varios integrantes de la oposición, por conducto de la fiscal Ernestina Godoy.
Claudia también aspira a la Presidencia de la República, pero deberá tener cuidado si no logra el cargo, porque seguramente quien la sustituya buscará cobrarle facturas, igual que ella lo hace ahora.
Si es difícil obtener una candidatura, más lo es cuando se trata de la Jefatura de Gobierno y por eso este cargo en especial es muy competido. Si Rosa Icela Rodríguez, Martí Batres, Clara Brugada, Xóchitl Gálvez o quien sea es elegido, seguro comenzará a pensar en otros vuelos.
Esto viene a completar no solamente la maldición para quien busca el cargo, sino para los propios ciudadanos, pues cada seis años los capitalinos escogen a alguien para que los gobierne, pero el que resulta elegido, apenas llega a la silla y ya está pensando en irse.
Por eso es un cargo maldito para todos.
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