Rebeca Marín
Las conversaciones para resolver una disputa entre Estados Unidos y México sobre políticas energéticas se extenderán más allá de un período de consulta inicial mientras las partes reducen sus diferencias, según tres funcionarios familiarizados con el asunto.
La oficina de la Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por su siglas en inglés) solicitó en julio consultas, alegando que las políticas energéticas del presidente Andrés Manuel López Obrador discriminaban a las empresas estadounidenses y violaban un pacto comercial norteamericano.
Según el acuerdo comercial entre Canadá, Estados Unidos y México (TMEC), si una queja de este tipo no se resuelve en 75 días de consultas, se puede solicitar un panel de disputas para revisar los reclamos. Eso podría exponer a México al riesgo de aranceles comerciales en represalia.
Sin embargo, tres funcionarios -de los gobiernos de ambos lados de la disputa- dijeron que los progresos realizados para limar asperezas significaban que las conversaciones seguirían adelante más allá del 3 de octubre, cuando expiran los 75 días.
Los funcionarios hablaron bajo condición de anonimato debido a lo delicado del asunto.
"En mi opinión el gobierno mexicano ha buscado atender las solicitudes del gobierno de Estados Unidos y Canadá con las miras hacia una solución que evite llegar a un arbitraje internacional", dijo Francisco de Rosenzweig, un exfuncionario comercial mexicano de alto nivel.
Ni la Secretaría de Economía de México ni el USTR respondieron inmediatamente a solicitudes de comentarios.
En el centro de la queja de Estados Unidos, a la que se sumó Canadá, se encuentran: los retrasos en el otorgamiento de permisos, una ley eléctrica mexicana que da prioridad a las empresas estatales sobre las privadas y otras normas que los inversores consideran que les perjudican, según fuentes del sector.
En las últimas semanas, las tensiones se han visto aliviadas por decisiones de tribunales mexicanos, que han suspendido controvertidas normas y por indicios de que los organismos reguladores mexicanos han empezado a abordar las frustraciones relacionadas con los permisos, según fuentes del sector y funcionarios.
Con las elecciones intermedias en Estados Unidos en noviembre, la preocupación por la inflación y la probabilidad de que México pierda el arbitraje, ninguna de las partes quiere intensificar el conflicto comercial ahora, añadieron las fuentes.
Aun así, una fuente mexicana dijo que los funcionarios estadounidenses habían advertido que, si no se producían avances sustanciales en los próximos tiempos, la presión sobre México podría aumentar de nuevo.
Rosanety Barrios, ex funcionaria mexicana de energía, dijo que aunque los reguladores mexicanos intentaban dar la impresión de ser más flexibles, muchas cuestiones seguían sin resolverse.
Parecía que, en lugar de llegar a una resolución definitiva de la disputa, las dos partes podrían estar "pateando el bote hasta la siguiente administración" mexicana, añadió.
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