La Barriada/Martín Aguilar/Donde manda capitán

Inoperante como secretario de Gobierno, cargo donde tendría que ser el responsable del control político de la ciudad, Martí Batres se ha dedicado a armar su propia secta para buscar suceder a Claudia Sheinbaum en 2024

 

Apenas llegó al cargo, el exceuísta mostró que sigue siendo el porro de siempre; se olvidó de su obligación como coadyuvante de la buena marcha de la capital, que con lo distraída que anda su jefa, luce a la deriva.

 

Mientras Sheinbaum organiza reuniones masivas fitness para romper récords Guinness, como si eso beneficiara en algo a la población, Batres se esmera en promocionarse hasta en la sopa.

 

A la par de agrandar su tribu, el funcionario presiona a trabajadores del gobierno central para que lo apoyen, como ocurrió la semana pasada durante su presentación en la Feria del Libro, donde casi mil personas lo acompañaron; más que un evento cultural pareció un mitin.

 

Si Claudia anda distraída en otras dinámicas, el secretario de Gobierno tendría que atender los temas de su administración. No sólo para garantizar servicios, sino tirando línea a los cientos de operadores territoriales que la 4T tiene desplegados en las 16 alcaldías.

 

Pero como Batres sólo ve por sí mismo, ante la falta de interés gubernamental todo el mundo hace lo que quiere en las diversas áreas gubernamentales. Lo más grave no es eso, sino que nadie sabe lo que se quiere hacer.

 

A los morenos ya les pasó varias veces que por no ser claros en la línea política que deben ejecutar en territorio, han sido apaleados por la oposición. Y si creen que porque la alianza se encuentra hoy casi desarticulada van a ganar en 2024, están muy equivocados.

 

 

Después de los recientes fracasos, la CDMX sigue sin conducción política. Parece que Sheinbaum no acaba de darse cuenta de lo indispensable que es ganar en la ciudad que gobierna, y que no le pase lo de Tlalpan, cuya alcaldía dejó en manos equivocadas y ahora está perdida.

 

Cada vez crece más la percepción de que no se atreve a frenar los excesos de Martí, lo que hace dudar a muchos de si hay línea para dejarlo correr y entonces habrá que irse olvidando de Rosa Icela Rodríguez, Clara Brugada u Omar Hamid García Harfuch.

 

Si no es así, ¿por qué entonces no lo pone a trabajar en beneficio de la ciudad, no en su propio beneficio? Y es que dicen que si no lo frena ahora, más adelante ya no podrá, pues si más gente cree que tiene posibilidades, su secta crecerá.

 

Porque si Claudia no frena a Batres, ¿quién lo hará? Obvio, los diputados no se atreverán, pues es una tradición que los legisladores siempre se agachan ante el secretario de Gobierno en turno, y más durante sus comparecencias, como la que tendrá hoy en Donceles.

 

Morena y aliados se tenderán como tapetes; habrá que observar a los Alitos del PRI; a los perredistas que parecen despertar, y a los panistas que lo aborrecen. 


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