A estas alturas del partido, nadie duda que Ricardo Monreal está con pie y medio fuera de Morena, y sólo falta saber el día en que colgará en definitiva el uniforme guinda.
Aunque tibiamente dice que el Presidente lo ha tratado con respeto, no así la dirigencia de su partido, es claro que el fuego en su contra no habría arreciado sin la venia presidencial.
Previo a la reforma que permitió aplazar hasta 2028 el control de las Fuerzas Armadas sobre la Guardia Nacional, pareció que la cosa entre ambos se había distendido un poco.
Primero porque el Presidente le envió un mensaje a través de Adán Augusto López, para que dejara de hablar de la nominación presidencial de 2024, y le ayudará desde el Senado a él y a quien obtuviera la candidatura de Morena.
A cambio, le mandó un recado con el secretario de Gobernación de que sería nominado por 4-T para la Jefatura de Gobierno. El zacatecano no se tragó el cuento y le dijo al enviado que si la oferta se la hacía directamente el inquilino de Palacio Nacional, aceptaría.
Esa respuesta no fue del agrado de Andrés Manuel López Obrador, aunque en una de sus mañaneras posteriores incluyó a Monreal entre las corcholatas que pudieran obtener la candidatura presidencial dentro de dos años.
La tregua no duró nada, pues del hielo pasaron al fuego contra el zacatecano, vía Layda Sansores, quien la semana pasada difundió supuestas comunicaciones de Monreal con el líder del PRI, Alejandro Alito Moreno, donde planeaban varias travesuras.
Lo de menos es que el material difundido por la gobernadora hay sido chafa; lo grave fue que la cabeza del senador tenía precio, pues en este país ningún moreno se mueve si no lo autoriza antes el jefe supremo.
El de Zacatecas –doctor en Derecho–, demandó penalmente a Layda y de paso dijo que, si Morena se va a dedicar a perseguirlo, de plano tendrá que irse; puso como límite su dignidad.
Y ya encarrerado, arremetió contra su dirigente nacional, Mario Delgado, señalando que aunque se ha reunido con él algunas veces para hablar de la necesidad de que haya piso parejo y no se beneficie a Adán Augusto y a Sheinbaum, nada ha cambiado.
Tras sus declaraciones en el Senado, recibió la inesperada visita de Delgado y, de acuerdo con los tuits que ambos subieron, fue una reunión amistosa y de gran provecho, para tratar el tema de la reforma electoral que impulsa López Obrador.
Aunque aparecieron sonrientes para la foto, por supuesto que debieron tratar el tema de 2024 y sobre todo la advertencia de Alejandro Rojas, suplente de Monreal, quien adelantó que la próxima semana desnudará las transas del líder de Morena.
Y también el anuncio de Layda, de que el próximo martes responderá al zacatecano, lo que, por supuesto, provocaría una revolución en el partido, que se descompondrá aún más rumbo a la sucesión.
Estas acciones, y el interés obradorista en que su reforma vea la luz del día, darán unas semanas más a Monreal para salir por la puerta grande, y así decir adiós.
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