Apenas el 18 de marzo pasado se sentaron juntitos durante el discurso del presidente en el Zócalo, donde se llamó a la unidad, pero eso no quiere decir que Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard sean amiguis.
Corriendo abiertamente por la candidatura presidencial para 2024, ambos funcionarios han mantenido una serie de desencuentros, sobre todo a raíz del trágico accidente en la Línea 12 del Metro, del cual uno culpa al otro.
La jefa de Gobierno lleva ya tiempo haciendo giras a los diversos estados que gobierna Morena, a fin de impartir conferencias sobre buen gobierno y firmar acuerdos de colaboración entre la CDMX y las entidades que visita.
Todo el mundo tiene claro que lo de menos son sus discursos; busca promocionar su figura rumbo a la elección interna que su partido hará mediante encuestas.
Y Ebrard no canta mal las rancheras, pues, aunque se había abstenido de salir tan abiertamente a buscar el voto interno para que los morenos lo hagan su candidato, lleva ya tiempo reuniéndose con sus diversos equipos y tejiendo fino con otros actores.
Apenas el lunes pasado presentó su libro autobiográfico, que promocionará por todo el país con el obvio interés de hacerlo también con su figura, por encima de la de Sheinbaum.
En su equipo dicen que ya les avisaron que estén listos. Mientras tanto, el canciller dio una interesante entrevista al periodista Manuel Feregrino, en el noticiario que conduce con Ciro Gómez Leyva todas las mañanas en Radio Fórmula.
Ante la pregunta de si Claudia es la favorita de Palacio, Marcelo lo negó rotundamente. Dijo que a él el Presidente no le ha ni siquiera insinuado tal cosa y que es el equipo de la propia jefa de Gobierno el que difunde esa idea para que la gente lo crea así.
En la entrevista, Ebrard hace un recuento de sus más de 40 años como servidor público y deja claro que, de ser candidato, claro que les dará continuidad a los grandes proyectos del sexenio, pero que a su gobierno le pondría su propio sello.
Nadie duda que así lo haría, pero el hecho de que lo diga públicamente puede incomodar en Palacio Nacional, pues quien manda ahí ha dicho que quiere que su proyecto de transformación perdure más allá de 2024.
El tiro entre Sheinbaum y Marcelo está más cantado que nunca y lo curioso es que, mientras la gobernante capitalina se pliega totalmente al Presidente y busca el apoyo de los duros de Morena, el canciller abre su abanico e incluye a la clase media y a los empresarios.
Ahí están los modelos que los principales aspirantes del oficialismo plantean para el año entrante; cuestión de que el gran elector decida.
Y, mientras, Adán Augusto López nomás milando, como el chinito. Aunque dicen que a veces es mejor ser la tercera vía, por si fracasan las negociaciones.
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