Y no por la figura de Marcelo en sí, sino por los personajes que designó para promover sus aspiraciones presidenciales hacia 2024 y que, sin querer, le han operado en contra.
En primer lugar está Jesús Valdés, hombre de todas sus confianzas, pero que jamás le ha entregado resultados electorales favorables, sino todo lo contrario. Al doctor se le indigestan los territorios, como lo ha demostrado en toda su trayectoria.
Emblemático fue su fracaso cuando, en pleno poder, el jefe de Gobierno del DF le encargó armar una estructura alterna al PRD en los 40 distritos de la capital. Al programa se le conoció como Los 40 principales; Marcelo lo colmó de recursos y acabó sin estructura y fuera del partido.
A pesar de su ineptitud para esos trabajos, Valdés fue comisionado de nuevo por el canciller para coordinar la estructura territorial en todo el país para la gran encuesta de Morena. Si no pudo con el entonces DF, en pleno poder, nadie espera que ahora entregue buenos resultados.
Como Valdés tiene que ver todo el país, Ebrard designó a Alberto Esteva para que le ayude con las 16 alcaldías capitalinas. Los líderes locales se han quejado de malos tratos y falta de estrategia, por lo que varios se han retirado.
Dicen que para Esteva todo es pintar bardas con el nombre de su jefe y ya. Esas mismas bardas son despintadas por el gobierno capitalino e incluso demandó a Claudia Sheinbaum, a quien advirtió que, "si nos borran una, pintamos diez"; nada pasó.
Quienes aceptaron apoyar inicialmente el proyecto ya se cansaron, por lo que han hecho un trabajo de brazos caídos e, incluso, algunos están optando por irse a otras opciones.
Ante este panorama, la única esperanza para su proyecto es que Marcelo en verdad presente la fórmula mágica que dijo haber descubierto para que Morena designe a sus candidatos sin que ninguna corcholata resulte afectada, según él.
Al canciller parece haberlo iluminado un rayo que le transmitió la fórmula para que salga humo blanco en la elección presidenciable de Morena y que todos queden contentos con el método y no haya división, como se teme.
Esa fórmula la dará a conocer el próximo 5 de junio, un día después de las elecciones para gobernador en el Estado de México, y que todos en Morena estén ya concentrados en la sucesión presidencial.
Y debe ser algo grandioso, porque la vendió como La solución milagro a todo conflicto, cosa que ni el mismo Presidente ha podido lograr. No vaya a salir el canciller con alguna tontería, porque entonces sí se despediría de sus ilusiones presidenciales.
Mientras da a conocer su gran idea, Marcelo seguirá bajando en la capital.
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