Fwd: La Barriada/Martín Aguilar/Donde manda capitán


El martes pasado, Andrés Manuel López Obrador habló con Rosa Icela Rodríguez y con Ariadna Montiel para decirles —por separado— que las quería mucho y que estaba muy contento con su trabajo, por lo que le gustaría que se quedaran con él hasta el final.

 

Les dijo que ambas habían crecido mucho y que, si se refrendaba el triunfo de la 4T en 2024, seguramente tendrían un cargo relevante en el nuevo gobierno, por lo que les sugería mantenerse en su gabinete, "pero como quieran".

 

Incluso a Rosa Icela le dio también la opción de ocupar el lugar de Claudia Sheinbaum en lo que resta del sexenio, pero ella pidió seguir en el equipo del tabasqueño.

 

El mismo presidente utilizó su conferencia mañanera del martes para anunciar que Rodríguez se quedaba con él, con lo que su aspiración a ser candidata a jefa de Gobierno el año entrante quedó sepultada; seguramente Ariadna lo hará el próximo lunes.

 

Con esa decisión, el inquilino de Palacio Nacional estaría mandando una señal de que en la capital su partido iría con un hombre y, aunque muy pocos lo creen, dicen que la pelea ahora será entre Ricardo Monreal y Mario Delgado, presidente de Morena.

 

Lo de Monreal pudiera sonar lógico, pues trae un acuerdo con Sheinbaum, al grado de que la doctora ordenó a César Cravioto bajarse de la pelea por la coordinación del Senado, y dejar que el zacatecano eligiera a su sucesor.

 

No es que Claudia adore a Ricardo —a quien acusó en 2021 de haberla hecho perder la Ciudad de México—, sino que la jefa de Gobierno trae un pésimo ambiente con Marcelo Ebrard y no le gustaría echarse de enemigos a dos pesos pesados.

 

Eligió jugar al lado del senador, porque al canciller lo ve como el auténtico peligro; la relación entre ambos ni siquiera existe. De hecho, en el Consejo Nacional del domingo fueron las únicas corcholatas que estando cerca no se saludaron.

 

Incluso en las redes circula un video donde se aprecia a Claudia reclamarle airadamente a Alfonso Durazo, presidente del Consejo morenista, que huestes de Marcelo le gritonearon a su llegada.

 

Nadie duda de que Ebrard se convertirá en un dolor de muelas para la doctora, y por eso ella busca el apoyo de Monreal, quien, a pesar de todo lo que ha dicho, gustoso acepta la Jefatura de Gobierno como premio de consolación.

 

Pero Sheinbaum no la tendrá nada fácil; de entrada, Marcelo ya le aceleró a Yeidckol Polevnsky, exdirigente nacional de Morena, para que se anote como una corcholata más, con la intención de que rivalice con la doctora por el voto femenino.

 

Mientras tanto, en la capital crece la posibilidad de que sea hombre el candidato de la 4T, y además de Monreal suena Delgado. No por bueno, sino porque ha hecho todo lo que le ordena el presidente.

 

Y como para que Martí Batres enterrara de una vez cualquier ilusión electoral, lo dejarán como un jefe de Gobierno sustituto —muy limitado—, y eso porque Rosa Icela no quiso el puesto. 


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