Rebeca Marín
Las autoridades responsables de la seguridad ahora buscan brincar a otros cargos de elección popular, dan cifras alegres, todos los índices van a la baja; sin embargo, la realidad es otra, palpable en cada persona que sale a la calle sin la certidumbre de su regreso a casa o bien de llevar el patrimonio íntegro a su hogar sin ser víctima de un ilícito, consideró el Centro Católico Multimedial.
Uno de esos delitos es la extorsión. Y llegó a lugares donde menos pudiera pensarse, a la Cámara de Diputados. Esta semana que termina, varios trabajadores fueron blanco de llamadas que lesionaron su patrimonio. Un modus operandi coordinado.
La llamada a nombre del diputado titular de la oficina. Enseguida, la urgencia. Un supuesto médico de un hospital en Polanco exige discreción por lo "delicado" del hecho que involucra a un legislador comprometido en un falso accidente con menores de edad lesionados, recordó el CCM.
En esto, un tercero, el de la ficticia aseguradora que daba cuenta del vencimiento de la póliza del titular. Así, el engaño para urgir el depósito inmediato de dinero antes de que los medios de comunicación comenzaran a hostigar al legislador.
En el editorial titulado "Extorsiones en la Cámara de Diputados" resaltó que la acción fue cometida casi en simultáneo, a la misma hora, en diferentes oficinas del Palacio Legislativo. Algunos trabajadores cayeron. Aunque se comunicaron de inmediato con los superiores, no tuvieron respuesta provocando más la angustia y el desconcierto.
Del otro lado, llamadas insistentes de los delincuentes pasando las cuentas bancarias exigiendo depósitos urgentes e incluso, con el bombardeo de fotografías del lugar del accidente.
Hasta donde se sabe, los perpetradores lograron hacerse de una buena suma de dinero en una acción bien coordinada.
Esta banda actuó contra oficinas de grupos parlamentarios y comisiones, ahora en receso. Los delincuentes aprovecharon la ausencia de los legisladores en donde queda el personal mínimo, generalmente secretarías del Palacio Legislativo, que no tienen contacto inmediato con los diputados. Un resquicio para aprovechar, de manera rápida, este particular descontrol para la extorsión.
El organismo católico destacó que, en la última semana, el presidente de la República reconoció que el nivel de homicidios es de los más altos rompiendo récords de sus antecesores: ¡Qué barbaridad que el Gobierno de ahora… es el que tiene más homicidios!'. Sí. Pero preguntó: ¿qué hay de los otros delitos?
¿Pero… para que vean cómo nos dejaron el país? Porque esta es una mala herencia en seguridad…" fue la excusa del presidente haciendo evidente su fracaso. El país que prometió pacificar vive un tremendo desastre donde la sangre corre a raudales, mientras oculta la cabeza en la arena.
Al momento, añadió, no se conocen las acciones de las autoridades para prevenir que de nuevo suceda. Sin embargo, lo inverosímil se hace realidad. En la actual LXV Legislatura, cerca de una decena de iniciativas se han presentado para reformar el Código Penal federal para castigar el delito de extorsión telefónica y precisar las modalidades sancionadas con penas más severas; no obstante, los delincuentes se "han refinado".
Muchas preguntas se hacen obligadas. ¿De qué manera esas bandas se hacen de información para conocer las actividades de las oficinas? ¿Cómo se han hecho de datos particulares de los legisladores? ¿Quiénes están coludidos? Pero, sobre todo, ¿cuál será la respuesta de las autoridades?
Nadie está a salvo. En casa o en la calle, cualquier mexicano sólo puede encomendarse a Dios, consideró el organismo católico.
Y recordó que los obispos de México, en el Proyecto Global de Pastoral PGP 2031-2033, indicaron: "Los grupos delincuenciales se han establecido como verdaderos dueños y señores de espacios y cotos de poder y, debido a la furia y a la capacidad de terror de muchos de ellos, han puesto a prueba la fuerza de la ley y del orden…"
No les falta razón. Esos grupos delincuenciales incluso, en su poder desmedido, han fijado sus blancos en la misma Cámara de Diputados. No sólo han puesto a prueba la fuerza de la ley. Se han metido en el lugar donde se hace la ley, finalizó.
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