La Barriada/Martín Aguilar/Donde manda capitán

El fenómeno Xóchitl Gálvez ya alcanzó a los morenistas de la Ciudad de México, que ahora buscan revivir a taparroscas que hasta hace un mes se mencionan como probables aspirantes a la Jefatura de Gobierno, hasta que fueron bajadas desde Palacio Nacional.

 

Apenas en junio se perfilaba para la candidatura guinda en la ciudad las respectivas secretarías federales de Bienestar, Ariadna Montiel, y de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez.

 

Pero el activismo de sus equipos estaba causando mucho ruido en la capital y el Presidente pensó que se podría contaminar el proceso interno de sus corcholatas, por lo que pidió a ambas declinar a sus aspiraciones y, así, contener a las jaurías.

 

Primero dijo a Montiel que la necesitaba junto a él hasta el final del sexenio y que, como repetirían en el gobierno federal en 2024, ella tendría un puesto importante en la siguiente administración; la funcionaria ordenó a su equipo frenar la operación iniciada desde enero.

 

Por su parte, Rosa Icela fue invitada a la mañanera para que, en cadena nacional, pidiera a López Obrador que la dejara acompañarlo hasta el final del sexenio. El Presidente dio a conocer que Rodríguez había rechazado dos ofrecimientos importantes y que prefirió quedarse.

 

Las ofertas que la funcionaria tenía, y que no fueron mencionadas ni por ella ni por Andrés Manuel, provenían de dos corcholatas: Claudia Sheinbaum le propuso que la relevara en la Jefatura de Gobierno y Adán Augusto en la Secretaría de Gobernación; a ambos les dijo que no.

 

Incluso previo a la conferencia mañanera, cuando aún no se hacía público el anuncio de que no se movería del gabinete federal, Sheinbaum le marcó a su celular para hacer un último intento por convencerla.

 

Para dar por cerrado el tema, días después el Presidente instruyó a Clara Brugada para que empezara a moverse por la candidatura capitalina; la indicación bajó a todos los rincones morenistas.

 

La alcaldesa de Iztapalapa arrancó de inmediato, aunque después de unos días le ordenaron meter el freno; argumentó que se había contagiado de covid. Aceleró de nuevo y otra vez fue frenada.

 

Todo el mundo tiene claro ahora que López Obrador sólo estaba fintando con ella y que, apenas se anuncie a la corcholata ganadora, pondrá a correr de nuevo a sus consentidas: Ariadna y Rosa Icela, porque lo más probable es que toque mujer en la CDMX.

 

Si tocara ir con un hombre, habría que ver si le respetan el acuerdo a Ricardo Monreal o si Claudia logra imponer a Omar Hamid García Harfuch, quizá el único que podría conservar la capital para ellos, aunque no sea morenista.

 

Parece que las taparroscas no están muertas… se les mueve la patita. 


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