Martín Aguilar
En 2018 se registró un hecho histórico en México. La llegada de la Cuarta Transformación, encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
A la fecha, ocho de cada 10 mexicanos respaldan la continuación del proyecto de transformación de nuestro país. La situación ha cambiado para bien. Por ejemplo, al inicio de la administración, el salario mínimo era de 88 pesos diarios; hoy es de 207 pesos, un 135% más; mientras que en la frontera norte alcanza los 312 pesos.
La inversión extranjera incrementó 50% y la economía creció 3.8% en el primer trimestre de 2023; mientras que de 2018 a 2022, las importaciones crecieron en 23% y las exportaciones subieron 22%.
En diciembre de 2018, el dólar se cotizaba a 20 pesos. Hoy, cuando se escribe este artículo, está alrededor de 17 pesos.
La acción de esta administración ya redujo la pobreza y la desigualdad, e incrementó la población no vulnerable, de acuerdo con la información más reciente del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Solo un ejemplo: la pobreza disminuyó 5.6%, respecto a la administración anterior; es decir, 5.1 millones de personas salieron de esa condición.
Estos datos reflejan que nuestro país brinda confianza a la inversión privada, hay crecimiento, tenemos empleo; y si hay empleo, tenemos bienestar; si hay bienestar, tenemos paz, seguridad y tranquilidad.
Existe un cambio en el paradigma de cómo se enfrenta la inseguridad. Ahora, se prioriza la atención a las causas que generan la violencia, con programas sociales dirigidos a toda la población, sin importar colores o partidos políticos.
La finalidad es disminuir la desigualdad, que haya acceso al desarrollo y bienestar para adultos mayores, personas con discapacidad, jóvenes sin empleo, estudiantes, mujeres, campesinos, personas indígenas; que los jóvenes no sean cooptados por el crimen o consuman drogas, que no dejen la escuela.
Con la Estrategia Nacional de Seguridad se privilegia la inteligencia por encima del uso de la fuerza; se implementan operativos estratégicos y se respetan los derechos humanos.
Nos regimos bajo los principios de Cero Corrupción, Cero Impunidad y Cero Complicidad. No tenemos un pacto ni compromiso con la delincuencia, pues hemos decidido estar del lado correcto y pintar una raya frente al crimen.Todos los días trabajamos para que nunca regrese el contubernio entre delincuentes y autoridades.
Existe coordinación de manera permanente, encabezada por el propio presidente desde Palacio Nacional con el Gabinete de Seguridad; una forma inédita de atender la seguridad pública. Nunca un presidente desplegó tal esfuerzo de trabajo para pacificar al país, iniciando a las 6 de la mañana la reunión del gabinete de seguridad, que me honro en coordinar como primera mujer al frente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
De manera paralela a esa sesión, donde participan la Secretaría de la Defensa Nacional; la Secretaría de Marina; la Secretaría de Gobernación, la Consejería Jurídica y el Centro Nacional de Inteligencia, se cuenta con 32 Mesas de Construcción de Paz y Seguridad, a las que asisten los mismos gobernadores y gobernadoras; así como 266 Mesas Regionales. Se trata de la participación coordinada de autoridades federales, estatales y municipales.
También hay estrategias focalizadas de atención a municipios prioritarios con mayor número de violencia. Por ejemplo, se han aplicado planes de atención integral para Aguililla, Michoacán; Guanajuato, Zacatecas, Colima, y Tamaulipas. Por otra parte, se cuenta con mesas de asuntos prioritarios como: robo de hidrocarburos; tala clandestina; prevención de toma de casetas; robo en carreteras, y contrabando de personas.
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