La Barriada/Martín Aguilar/Candil de la calle

Tras la ratificación de Xóchitl Gálvez como aspirante presidencial del Frente Amplio por México, en la 4T les entró la urgencia de impulsar a un tercer candidato en la contienda de 2024, que divida el voto de la clase media y de los jóvenes en contra de Morena.

 

La función de la senadora hidalguense como candidata del PRI, PAN y PRD amarró a los morenistas, que estaban prestos a intervenir en las elecciones primarias que la oposición había programado para este domingo, y que valía la mitad de la calificación final.

 

Las encuestas presenciales (que eran la primera mitad) las había ganado Xóchitl, y faltaba el voto en las urnas, que es donde Morena tenía la intención de reventar el proceso; con la declinación de Beatriz Paredes se anula esa posibilidad.

 

Si en Palacio Nacional insisten en imponer a Claudia Sheinbaum como su candidata, tendrán que buscar a un tercer candidato(a) opositor, para ayudar a la exjefa de Gobierno no solamente a ser el distractor en los debates, sino también para dividir el voto antiobradorista.

 

Quienes saben de estos temas, afirman que la senadora hidalguense tiene mejor línea discursiva y una gran empatía con la gente, por lo que un tiro derecho Gálvez probablemente arrollaría a Sheinbaum.

 

Porque no tendría que cargar con los negativos de la administración saliente, en este caso la de Andrés Manuel López Obrador, que si bien personalmente es aprobado por más de la mitad de la población, su gobierno es reprobado en casi todos los rubros.

 

Por eso desde las mañaneras, además de atacar a Gálvez, el inquilino de Palacio Nacional le echa porras al gobernador de Nuevo León, Samuel García, para que se anime a contender como candidato presidencial del Movimiento Ciudadano.

 

Con él en las boletas, el voto antioficialista se dividiría, pues una gran parte de los sectores de clase media y de jóvenes aspiracionistas se identifican con Xóchitl, que tiene una gran historia como emprendedora y proviene de la cultura del esfuerzo.

 

Los cálculos son que Samuel le quitaría votos al Frente, no a Morena, y que si los sufragios se van a tercios, la 4T conservaría la Presidencia, aunque las graves divisiones en MC podrían dificultar la maniobra.

 

Es aquí donde la figura de Marcelo Ebrard vuelve al escenario, aunque no es el favorito de la nomenclatura morenista, es el único que puede aglutinar a los cuatroteístas, al sector empresarial y clasemediero al mismo tiempo.

 

En términos prácticos, el excanciller es la mejor opción que podría tener Morena. Y seguro él lo sabe, pues ayer logró que la 4T ampliará un día más el levantamiento de sus encuestas internas.

 

Algo debe estar tramando Marcelo para haber pedido una prórroga de 24 horas; por ahí dicen que llegaron los refuerzos. 


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