La Barriada/Martín Aguilar/Claroscuro

Apenas se confirmó ayer que la ruta no es Clara —pues la alcaldesa de Iztapalapa no será la candidata de Morena a la Jefatura de Gobierno—, empezaron a sonar los tambores de guerra al interior del partido.

 

En lo que era un strike cantado, Omar Hamid García Harfuch se destapó oficialmente como aspirante a gobernar la capital en 2024, lo que redoblará el fuego amigo en su contra, pues no todos en están de acuerdo.

 

Se habla que los duros buscarán aprovechar que la próxima semana se cumple un aniversario más de Ayotzinapa, y unos días después otro del 2 de octubre, para atacar.

 

Y es que si bien es cierto que algunos legisladores lo acompañaron en su destape, hay que tomar nota de las ausencias, que dicen más de cómo se vive el proceso interno en el partido oficial.

 

Apenas el martes, Mario Delgado difundió las reglas para quienes deseen contender por el cargo, y destacó que se deben evitar pintas, espectaculares y actos masivos con acarreados.

 

Hasta parece que el mensaje iba dedicado a Clara Brugada, quien fue la primera en levantar la mano para la contienda, y tiene la ciudad plagada de propaganda, además de hacer actos masivos en algunas alcaldías.

 

A quien más beneficia la prohibición de actos masivos es precisamente a García Harfuch, quien no trae base territorial y debe cuidarse de salir, después de que en junio de 2020 sufriera un atentado por parte del crimen organizado, donde murieron dos de sus escoltas.

 

Por eso su destape se dio en un hotel cercano al Aeropuerto de la CDMX, con salidas y entradas a vías rápidas, donde se pudo establecer un importante operativo de seguridad. Esto no es criticable, sino entendible, por las amenazas que pesan sobre él.

 

Sin embargo, el principal reto es el político, pues su destape golpea directamente a Brugada, quien había hecho alianza con Martí Batres y la fiscal Ernestina Godoy, para pelear la ciudad.

 

Nadie duda que en Morena, como acostumbra el oficialismo, se irán a la cargada por Omar Hamid, pues la percepción de que Claudia Sheinbaum siempre fue la favorita del Presidente, se repite ahora con el exjefe policiaco, a quien se percibe como el gallo de Sheinbaum.

 

El tema es qué pedirán las tribus morenistas —que según están prohibidas en esos estatutos— para dejar el camino libre. Ahí se estirará la liga, pues aún falta definir alcaldías, curules y posiciones en el futuro gobierno.

 

Porque en la 4T ya se sienten ganadores, a pesar de que todavía no saben a quién les va a poner la oposición enfrente.

 

Cierto que Omar Hamid es un rockstar, un auténtico imán para las mujeres, pero su discurso de continuidad a la 4T, y de plegarse tanto a Sheinbaum y al Presidente, pueden alejarlo de la clase media, donde de por sí Morena nomás no transita. 


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