El rector de la UNAM, Enrique Graue, se ha consagrado como un político que maneja sin aspavientos su propia sucesión.
Su estrategia le ha resultado eficaz y ha frenado la voracidad de la 4T para entrometerse en la máxima casa de estudios.
Pero los hechos muestran que no era necesario que manos ajenas a la Universidad intervinieran en la sucesión.
El propio Graue ha realizado un movimiento magistral a fin de quedar bien ante Palacio Nacional.
De entrada, congeló la investigación del presunto plagio de ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Yasmin Esquivel.
El refrán popular señala que "quien calla otorga". Y parece que esa es la máxima del rector.
Pero no calló ante las denuncias de un supuesto plagio de la opositora Xóchitl Gálvez. De inmediato ordenó una investigación.
Acordado o no con el líder de la 4T, metió a competir a seis de los integrantes de su gabinete:
Se trata de Leonardo Lomelí, Secretario General y Luis Agustín Álvarez Icaza, Secretario Administrativo.
Asimismo, Patricia Dávila, titular de la Secretaría de Desarrollo Institucional e Imanol Ordorika, responsable de la Secretaría de Evaluación Institucional.
También, Guadalupe Valencia, Coordinadora de Humanidades y William Lee, Coordinador de Investigación Científica.
Tal parece que otro guiño de largo alcance es incluir entre los finalistas a su incondicional Imanol Ordorika, quien también lo es de Claudia Sheinbaum.
De ese encuadre de Graue Wiechers se desprende que en los últimos días el Presidente Andrés Manuel López Obrador haya cesado sus ataques contra la UNAM.
¿Está decidido quién será el próximo rector o la primera rectora de la Universidad? No del todo por el estado de salud de Graue.
El sitio digital del periodista Gustavo Rentería publicó un texto titulado "La salud de un rector", firmado por Daniela Castañeda Chico.
La información señala que Graue está enfermo y al menos en dos ocasiones ha debido someterse a un tratamiento que requiere hospitalización y lo ha sacado de circulación semanas completas.
Uno de esos momentos coincidió con el enfrentamiento entre la ministra Yasmin Esquivel y la UNAM por el tema de la autoría de la tesis de la togada.
Los mal pensados observan un presunto pacto para no tocar a la ministra a cambio de que en la UNAM la sucesión quede en manos de su aún rector.
Eso explicaría que las turbulentas aguas volvieran a su cauce, al menos por el momento.
Con seguridad el resto de los aspirantes a la rectoría, no se quedarán de brazos cruzados. También saben hacer política.
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