La Barriada/Martín Aguilar/A oídos sordos, palabras necias

Sin importar las protestas de organizaciones civiles y los testimonios de víctimas de la Fiscalía de Justicia capitalina, el Consejo Judicial Ciudadano recomendó al Congreso de la Ciudad de México reelegir a Ernestina Godoy por cuatro años más.

 

La decisión de los consejeros no sorprendió a nadie, pues la mayoría de ellos tiene nexos con la 4T y no les preocupa mucho su prestigio; lo que sí causó sorpresa es que la decisión se haya tomado en lo oscurito, a través de una videoconferencia y no de manera presencial.

 

Como ya preveían la jugada oficial, los partidos del Frente Amplio por México tomaron previsiones con los diputados del PRI, PAN y PRD para advertirles que por ningún motivo pueden apoyar a Ernestina.

 

La primera invitación a disciplinarse con la alianza fue de manera general; incluso la propia Xóchitl Gálvez dijo la semana pasada que estaría pendiente del voto de los diputados aliancistas y que confiaba en ellos.

 

Y para que nadie vaya a fingir demencia, reunieron a sus legisladores —uno por uno— para dejarles bien clarito que si alguien ignora esta instrucción se deberá de olvidar de su carrera política dentro cualquiera de los tres partidos.

 

Nadie se puede enfermar ni se les puede morir la abuelita; tampoco podrán alegar que les hicieron daño los tacos de la noche anterior y que necesitaron ir al baño a la hora de la votación o que su auto no circulaba.

 

Están advertidos de manera individual que quien falle, en cualquier sentido, se puede olvidar de toda posibilidad a ser reelecto o ser postulado a cualquier cargo de elección popular. Incluso dentro de la administración pública.

 

Este escenario complica a los operadores de Ernestina, que ya tenían pláticas avanzadas con algunos diputados de la oposición, pero ahora la cosa no va a ser tan fácil.

 

A lo mejor logran quebrantar a un par de ellos, que tienen algunos pendientes con los que los puedan presionar, pero serán los menos. Para que Godoy pudiera repetir se necesitan, al menos, 44 de los 66 votos del pleno, si aspiran a alcanzar la mayoría calificada.

 

Según los propios morenistas, les faltaban entre cuatro y seis votos para asegurar la reelección. Y sí veían complicado conseguirlos, después de que sus jefes les echaran los reflectores a los aliancistas, la cosa está en chino.

 

Y habrá que estar pendientes también de los propios aliados de la 4T, pues varios legisladores de Morena están molestos con la propia fiscal, que jamás los tomó en cuenta, hasta ahora que necesita de ellos.

 

Como ingrediente adicional, habrá que estar pendientes de qué forma repercute en la votación la tremenda división al interior de Morena, debido a la lucha para hacerse de la candidatura a la Jefatura de Gobierno de la CDMX, que las tribus pelea a navaja limpia. 


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