"La venganza es un plato que se come frío" es una de las frases más icónicas de El Padrino.
Y esto viene a cuenta por lo que las tribus morenistas le hicieron en su propia casa a Claudia Sheinbaum, su candidata presidencial, a quien humillaron dos veces consecutivas: primero la plantaron en el Estadio Azul, y luego la callaron en la Arena Ciudad de México.
Apenas se le cayó Omar Hamid García Harfuch de la candidatura a la Jefatura de Gobierno, las tribus de Morena —ésas que dicen que no hay— comenzaron la rapiña en busca de la mejor tajada del botín político que prevén cosechar el próximo año.
El equipo de Clara Brugada, ganadora de la candidatura, está crecido por el triunfo y ha caído en la soberbia de sentirse ganadores de la contienda, sin que aún se haya realizado el proceso; se les olvidó rápido 2021.
En plena rebatiña, el team ganador apunta sus flechas a todos lo que apostaron por el exsecretario de Seguridad Ciudadana, y fallaron. Los están integrando a la campaña, pero sólo para que, al final, les cierren la puerta en la cara.
El partido oficial presume unidad, tan sólo porque en el registro de Brugada como precandidata asistieron los otros cuatro contendientes, entre ellos el propio García Harfuch, al que elogian por haberse disciplinado… como si hubiera tenido otra opción.
No era nada difícil juntar al llamado Batman con Mariana Boy, Miguel Torruco y Hugo López-Gatell, quienes completan la quinteta que participó en la farsa del proceso interno, donde ganó el segundo lugar, y perdió quien arrasó en la encuesta.
Del Caballero de la noche nadie dudaba que se disciplinara, pues es institucional y depende completamente de Sheinbaum; no tiene otro asidero en la 4T. El Doctor Muerte busca fuero; la señora Boy no tuvo el apoyo ni de su partido, el PVEM, y Torruco está viendo qué le arrojan.
Eso no puede ser unidad, sobre todo porque las tribus están cebadas; olieron la sangre y van por todo. En la ciudad está decidiendo muchas cosas Clara, como tiene que ser.
Pero olvidan un pequeño detalle: lo rencorosa y vengativa que puede ser Claudia, quien no se quedará con tamaña afrenta y buscará cobrarse hasta las que no le hicieron.
No puede olvidar el ridículo que le hicieron pasar dos veces en su propia casa: tampoco puede dejar sin castigo a Alejandro Encinas, quien como subsecretario de Derechos Humanos de Segob involucró a Omar Hamid en la fabricación de la Verdad Histórica de Ayotzinapa.
Ni a Ernestina Godoy, quien participó también activamente en su contra, junto con Martí Batres y los históricos del partido, que la amenazaron con una megamarcha —codo con codo— si García Harfuch era el elegido; la doblaron, pero les dijo que ellos se hieran cargo.
Y eso no se puede quedar así, pues socavan su autoridad como candidata presidencial, y si los deja fortalecerse en la CDMX, se le convertirán en una piedra en el zapato si ambas ganan.
Necesita enviarles un mensaje… comerse el plato frío.
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