La Barriada/Martín Aguilar/El que hambre tiene en pan piensa

Para evitar que su partido le pueda hacer un vacío similar al que le hicieron en el Estadio Azul, que la obligó a cancelar un evento, Claudia Sheinbaum ordenó adelantar el día de ayer el acto de unidad de la CDMX, que originalmente se había reprogramado para el domingo.

 

Debido a que Morena dará a conocer mañana al ganador de la candidatura a la Jefatura de Gobierno en 2024 —lo que podría ahondar la ruptura interna en la 4T—, la corcholata mayor pidió que la reunión tribal se hiciera este día en la Arena México.

 

El pasado 24 de octubre, cuando incluso ya estaba en los túneles de acceso a la cancha del Estadio Azul, donde encabezaría un acto de unidad, Sheinbaum fue obligada a cancelar, toda vez que las gradas estaban vacías.

 

Ante ello, el líder nacional del Morena subió al templete a regañar a los líderes que fallaron en el acarreo, y anunció que el evento se realizaría el domingo 12 de noviembre, y que esta vez habría un lleno hasta las lámparas en el estadio.

 

Pero como mañana se define si Clara Marina Brugada Molina u Omar Hamid García Harfuch ganan la candidatura en la CDMX —lo cual podría desencadenar el caos en su partido y exponerla a otro vacío—, mejor le adelantaron la reunión.

 

Eso sí, ya no será en el Estadio Azul, donde tendrían que llevar a unas 40 mil personas para llenarlo; se decidieron por la vetusta Arena México, en la que bien retacaditos cabrían unas 15 mil.

 

Y es que un segundo desaire en la ciudad que gobernó, y que tendría que ser su fortaleza, no lo aguantaría Sheinbaum y no se quiere exponer más. Como aún no saben quién ganó la encuesta, todos tendrán que ir hoy y portarse bien, por si las dudas.

 

A quienes gustan de descifrar las señales encriptadas, les parece que la reprogramación de evento de unidad de la CDMX indica que Claudia ya se decantó por García Harfuch, y teme que la alcaldesa de Iztapalapa pueda rebelarse.

 

Porque si la elegida fuera Clara Marina, no tendría por qué adelantar el evento, pues el exsecretario de Seguridad Ciudadana se disciplinaría sin problema; el evento bien pudo mantenerse para el domingo, que es día de asueto y todos podrían haber ido.

 

Como quiera, las inseguridades de la aspirante presidencial la muestran titubeante ante sus propios compañeros, que cada vez ponen más en duda si, en realidad, es ella la que está tomando las decisiones.

 

Porque si no pudiera imponer a su candidato en su propia ciudad, nadie quisiera imaginar qué pasaría en los estados con quienes no acepten su derrota y también se rebelen a las decisiones emanadas del centro.

 

Y, por si fuera poco, el lunes inicia el registro para alcaldes y diputados… otra batalla. 


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