No diré que el fin del PRI está cerca, pero habrá señales. Alito Moreno puede cargar con la etiqueta de enterrador del Revolucionario Institucional. Ha sido un dirigente nacional perdedor y cínico, Nunca le ha pasado por la mente que lo que tiene que hacer es presentar su renuncia y tomarse unas vacaciones permanentes en algún paraíso fiscal donde se sentirá a gusto.
Es como el entrenador de un equipo que juega mal, le propinan palizas, que se entusiasma cuando por ahí consigue un empate y que ha ganado dos juegos en treinta partidos pero en lugar de presentar su renuncia y salir por la puerta de atrás, hace planes para que el equipo le erija un monumento. Pero el PRI ha tenido otros presidentes nefastos, basta con revisar la lista de dirigentes, de manera que el factor Alito influye pero no es la única razón de que muchos analistas estén redactando a toda velocidad una nota fúnebre para el partido tricolor.
La mayoría de los priistas que han dejado al partido para sumarse a Morena son unos sinvergüenzas. Lo son. Un partido que te da oportunidad de ser diputado local, federal, alcalde, senador, gobernador, que te permitió construir un patrimonio inmenso, ¿ lo dejas a las primeras de cambio porque te cae gordo el dirigente nacional? Por qué no pelear desde adentro, reconocer a la militancia, recordar lo bueno que ha hecho.
No se van como en su momento Cárdenas y Muños Ledo para crear otro partido, uno que compita en las urnas con el partido en el poder y le gane posiciones importantes. No quieren tomarse la molestia. Lo que hacen es mantenerse cerca del fogón del poder para tener impunidad; sentir que son parte, aunque sea la cola, del equipo ganador. Lo más triste es que, salvo excepciones, a los priistas tránsfugas no los quieren en Morena. Los detestan. Sin embargo ahí van comiendo sapos sin hacer muecas. La dignidad es un concepto que no aparece por ningún lado en su conducta. Parecen como esos aficionados a los deportes, a cualquier deporte, que le van al equipo que gane y no les molesta en absoluta cambiar de camiseta.
¿Hay lugar para el PRI en el escenario nacional? Me parece que sí. El caso de Coahuila es ejemplar. El partido puede convencer y ganar, puede organizarse para competir y puede tener buenos cuadros. De los priistas que ahora están formados en la ventanilla de Morena, ¿cuántos de ellos estarían dispuestos a transparentar su patrimonio? Lo más seguro es que ninguno. La militancia es mudable pero el patrimonio es intocable. De pena ajena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario