Una de las principales preocupaciones del Presidente Andrés Manuel López Obrador, es el cuidado de su investidura.
Su imagen alimentada por el aplauso fácil y la arenga en mítines, es el nutriente de su popularidad.
Pero eso no es nada barato para el erario, puesto que el Presupuesto de Egresos de la Federación 2024, suma 646 mil 785 millones de pesos en solo ocho programas sociales.
Sin embargo, esa inmensa fortuna ha sido insuficiente para inflar el ego presidencial.
De acuerdo a Consulta Mitofsky, la aprobación del Presidente en noviembre de su quinto año de gobierno, es de 57.2%.
En el mismo periodo López Obrador se ubicó por arriba de sus antecesores, Enrique Peña Nieto, con 26.3% y Felipe Calderón, con 53.7%.
Pero se colocó abajo por mucho de Vicente Fox, con 61.3%; Ernesto Zedillo, con 71.4% y Carlos Salinas, con 80.2%.
Los neoliberales de cepa se ubicaron por arriba de López Obrador y sin tanto manipuleo en las encuestas, ni con "otros datos".
El político de Tabasco y sus seguidores, se justifican con la cantaleta de que "sí pero ellos eran más corruptos".
Los datos de Mitofsky que registran puntualmente la popularidad del mandatario de Macuspana, presentan datos reveladores.
La percepción de corrupción es significativa, con el 71.7% de los encuestados creyendo que hay mucha corrupción en el gobierno de López Obrador.
El sondeo de México Elige de este mes, señala que el índice de corrupción en el actual gobierno oscila en 78.2%.
Pero además, Mitofsky destaca un dato de la mayor importancia. La conexión más fuerte del Presidente es con los empresarios (62.5%) y las redes sociales (62.5%).
Ostenta un distanciamiento mayúsculo con familiares y víctimas del Covid-19 (38.5%), padres de niños con cáncer (36.2%) y familiares de desaparecidos (35.1%).
Dentro de los atributos del mandatario destaca su "cercanía con la gente" (58.0%) y su "preocupación por los pobres" (54.0%).
En sentido opuesto, juegan en su contra su relación con el Congreso (34.7%), "la tolerancia con quienes lo critican" (27.5%) y su relación con los partidos de oposición (23.3%).
¿A qué conclusión se puede llegar con estos datos que no son los de Palacio Nacional?
Primero: López Obrador no es el Presidente más popular que presume ser; por el contrario es uno de los más impopulares.
Segundo: tampoco es el más honesto; dos casas encuestadoras serias, reflejan la acendrada corrupción en su administración.
Y tercero: existe un brutal despilfarro en la compra de voluntades para alimentar el ego popular del político de Tabasco.
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