Si bien a no pocos pareció exagerada nuestra afirmación del pasado viernes de que el más alto nivel del gobierno y su partido –Andrés Manuel López Obrador y la ex regenta eco Claudia Sheinbaum, más la comparsa en que se ha convertido el exebrardista Mario Delgado a la cabeza– parecían dispuestos a llegar "hasta donde fuera necesario" y a pagar cualquier costo, agregaremos ahora, a cambio de mantener a la impresentable Ernestina Godoy por cuatro años más al frente de la Fiscalía de la Ciudad de México, "la terca realidad" como diría un clásico, se encargó de confirmar nuestro dicho.
A escasas 48 horas de la realización de la ilegal sesión de la Comisión Permanente del Congreso –ahora formalmente en receso– convocada por la mayoría oficialista para intentar reunir los votos necesarios para la exigida ratificación, fue la propia dependencia e implicada –queremos pensar que su titular aprobó y estuvo informada– la que decidió abrir fuego contra quienes no de ahora, sino de una buena cantidad de meses atrás, se han negado apoyar el absurdo promovido desde el más alto nivel, insistamos, de la 4T.
Al filo de las 17 horas de este sábado, en un acto claramente abusivo e intimidatorio, presumiblemente sin orden judicial de por medio, la fiscalía procedió a la detención del secretario general del Revolucionario Institucional (PRI) en la capital, Armando Tonatiuh González Case, generando toda suerte de reacciones y denuncias de hostigamiento, tanto del primer nivel del tricolor, encabezado por Alejandro Moreno, que del blanquiazul, de Marko Cortés, y del amarillo, Jesús Zambrano, como del candidato del Frente Amplio en la CDMX, Santiago Taboada Cortina, más un sinnúmero de legisladores, exlegisladores y activistas de los tres partidos.
La cuestionada acción, a decir de quienes conocen sobre el asunto, no tendría más propósito que presionar al exdiputado detenido y que, hasta el cierre de esta edición, permanecía en esa calidad, para que "convenza" a dos diputados afines a él a "desobedecer" el mandato de Alito, en el sentido de que la totalidad de la bancada priista vote en contra de la exigida ratificación el lunes, creyendo que con esto podrían doblegar otras resistencias, con miras a reunir los sufragios necesarios para alcanzar una mayoría calificada –44 de 66 en el supuesto de una asistencia de 100% a la reunión– que hoy están seguros de que no tienen posibilidad alguna de conseguir. Menos, valdría decir, luego que, tras la detención de González Case, igual el panismo que el perredismo y, aunque sin realizar pronunciamiento alguno, el emecismo ratificaron su abierto repudio a la intentona de imposición oficial…
Insistamos: ¿pues, ¿qué le deben… o qué tanto les sabe?
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