Inmensos son los factores que juegan en el actual proceso electoral y que influirán en quienes los exploten de la mejor manera.
De inicio, el vertiginoso avance de la revolución digital ha creado un activismo cibernético nunca visto.
Se multiplican los usuarios de carne y hueso, pero también los llamados bots que sirven al mejor postor.
Las fake news antes inexistentes, hoy forman parte del mercado infinito de las redes sociales.
Ayudan a inventar prestigios pero también a destruirlos. Todo de acuerdo a la capacidad económica de quienes son adictos a la guerra sucia.
Paralelamente, los actores políticos explotan sin medida un ciberespacio sin reglamentación para hacerse presentes.
Las autoridades electorales han permanecido pasmadas ante la lluvia de propaganda, principalmente de los candidatos del partido en el poder.
Son incansables en su obsesión de saturar el ambiente urbano con pancartas, lonas, anuncios espectaculares y un sinfín de mañas nunca antes vistas.
La guerra de encuestas se suma a esa revolución sin paralelo en una descarnada disputa por el poder.
¿Ganará quien más gaste e invierta? Eso ya no es garantía. El 2021 fue un ensayo de que eso está lejos de ser realidad.
Crear percepción tampoco es tan efectivo; hay quienes jamás responden a una encuesta, lo que aumenta la incertidumbre entre los apostadores de porcentajes electorales.
Pero los creadores de ese deporte previo a cada elección, son los ganadores al cobrar importantes dividendos.
Sus ganancias consisten en mentirle a sus clientes, y éstos a sabiendas de que lo hacen.
Las pautas en redes son la competencia del momento. ¿Quién supervisa esos gastos? pero sobre todo ¿están fiscalizados?
Antes, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, las bautizó como "benditas redes sociales".
Para muchos hoy podrían ser las "malditas redes sociales", puesto que aquel que cometa errores o ande en malos pasos, puede cavar su tumba política.
Esa es la revolución electoral a la que se han sumado actores impresentables, como el crimen organizado y mercenarios del voto.
La participación del narco ha recreado olas de violencia, asesinato de candidatos y dádivas al pueblo necesitado para inclinar la votación a favor del narco candidato.
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