Martín Aguilar
Desde 2009, cada 31 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Visibilidad Trans, fundado y declarado por la activista estadounidense Rachel Crandall, con el objetivo de reconocer y concientizar sobre los derechos y libertades de las personas trans.
En este día el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred) se pronuncia en contra de los discursos transodiantes, pues este tipo de expresiones vulneran la dignidad de las personas y las colocan en en riesgo, ya que legitiman, multiplican y fomentan las violencias, y a favor de sociedades más incluyentes libres de prejuicios hacia las personas trans.
El organismo reiteró que en la Ciudad de México las personas que forman parte de las disidencias sexuales y de género no sólo tienen garantizados todos sus derechos y trato igualitario, sino que, al ser parte de los grupos de atención prioritaria, deben contar con una protección reforzada por parte de las autoridades.
Las personas trans ven limitados sus derechos en el acceso al empleo, de acuerdo a datos de la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG-2021) publicada por el INEGI, analizados y presentados por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social del Gobierno de México en el país se niega el empleo a las mujeres trans 4 veces más que a las mujeres cisgénero (18.8% trans - 4.3% cis).
Las cuales sufren 2 veces más violencia laboral (36.9% trans - 16.1% cis) y 3 veces más trato desigual (31.4% trans - 10.5 % cis), por lo cual es imperante reforzar las medidas positivas hacia las personas trans en los centros laborales y así evitar se sigan vulnerando sus derechos.
El Observatorio Nacional de Crímenes contra Personas LGBT, con los registros monitoreados por sus organizaciones integrantes, cita que los crímenes de odio -de los cuales son víctimas las personas trans, en específico las mujeres- siguen siendo alarma en México.
De acuerdo con información registrada en dicho Observatorio, la violencia contra las mujeres trans se ha ido incrementando, citó el organismo.
Los discursos de odio fomentan la desigualdad estructural y el sometimiento de determinados grupos que históricamente han vivido en desventaja mediante expresiones de exclusión, violencia, burla, menosprecio e insulto; y no solo validan, sino que generan hostilidad social en contra de determinadas personas o grupos.
Estos discursos tienen responsabilidad en los actos de discriminación y violencias hacia las personas de las poblaciones LGBTIQ+.
Aunado a ello es preciso decir que la libertad de expresión en un Estado democrático descansa sobre los valores de éste: la dignidad, libertad y el respeto absoluto a los derechos humanos de todas las personas sustentado sobre el principio de universalidad.
En ámbitos como la salud y la educación también se presenta la discriminación y violencia hacia las personas trans, la Encuesta sobre Salud Sexual de Mujeres Trans en México (2021) del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) señala que el 69% de las personas trans encuestadas se han sentido incómodas en atención a su salud sexual, el 36% no le han dado un tratamiento adecuado y 21% han sido minimizadas en su padecimiento.
El Copred recomienda a instituciones públicas: investigar y enjuiciar los actos de violencia, tortura y malos tratos cometidos contra las personas trans y contra quienes defienden sus derechos, y ofrecer reparación a las víctimas.
Impartir capacitación a elementos de seguridad, a los funcionarios judiciales y al personal de los centros de acogida para que puedan atender a las necesidades de las personas trans que han sufrido violencia sexual y otras formas de violencia.
Incluir la identidad de género y la expresión de género como características protegidas en las leyes contra los delitos de odio y el discurso de odio.
Reconocer legalmente la identidad de género de las personas trans en los documentos oficiales mediante un proceso administrativo sencillo basado en la autoidentificación, sin requisitos abusivos como la obligación de presentar un diagnóstico médico, someterse a esterilización o tratamiento o divorciarse.
Hacer lo posible porque los actos de violencia y tortura contra las personas trans se notifiquen, investiguen y enjuicien, y porque quede constancia de ellos y se ofrezca reparación a las víctimas.
Facilitar el acceso de las personas trans a los servicios de salud, incluidos los procedimientos de afirmación del género, sin estigma ni discriminación y sin requisitos abusivos.
Modificar las clasificaciones médicas nacionales que califican el hecho de ser trans como una enfermedad. Proteger de la violencia y la discriminación a la infancia y la juventud trans y con identidad de género no conforme, y facilitar el reconocimiento de su identidad de género.
También recomienda a la sociedad algunas acciones de manera personal para evitar que la violencia hacia esta población continúe en aumento.
Usar el nombre, los pronombres, el género y los términos preferidos por cada persona, incluso cuando se esté hablando de su pasado. Si no se sabe qué pronombre utilizar, no presuponer nada y preguntarlo amablemente.
Intervenir si alguien utiliza palabras hirientes o perpetúa estereotipos nocivos, incluso si no hay personas trans presentes.
Evitar hacer preguntas sobre el cuerpo, partes íntimas u operaciones, si no se le pregunta a nadie. Tampoco se le debe preguntar a nadie que sea trans.
Denunciar los actos de violencia contra las personas trans. Escribir a los representantes.
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