Y es que, en los hechos, Morena tendrá que cargar al Partido del Trabajo y al Verde Ecologista, que hicieron el negocio de su vida al aceptar ir con candidaturas comunes en la mayoría de los distritos y alcaldías.
El acuerdo partidista indica que, además de Xochimilco, el PT tendrá seis candidaturas a diputados, y se les garantizará 20 por ciento de los votos obtenidos por la coalición, con lo que conservarían el registro sin importar lo que pase.
Es decir, que si los petistas no alcanzaran 3 por ciento de los votos, con lo que no tendrían derecho a representación proporcional, no es un problema, pues los morenistas les garantizan su permanencia.
Lo mismo pasa con el PVEM, que aseguró siete candidaturas a diputados, más la garantía de que se quedarán con 26 por ciento de los votos que se consigan en la coalición oficialista durante las próximas elecciones.
Además de ser una burla para los electores, cuyo voto por un partido se le puede contabilizar a otro, sin que se les consulte, está el desprecio a la propia militancia de la 4T, pues los espacios para acceder a un cargo de representación popular se reducen.
La decisión de sus dirigentes afectará, obviamente, la lista de plurinominales, que se asignan según el número de votos obtenidos por cada partido, pero además está la llamada lista b, donde entran los segundos lugares más votados.
Y aquí es donde a los del partido oficial les vieron la cara, o de plano la veían tan difícil que aceptaron que los robaran en despoblado, porque los únicos ganones son sus aliados de la chiquillada.
Sin contar a los que quedaron fuera de las candidaturas, que no fueron pocos, quienes sí se colaron a las listas de Morena ven reducidas sus posibilidades de acceder a una curul, toda vez que PT y Verde tendrán derecho a más espacios.
Si la idea era que el oficialismo y sus aliados puedan tener más plurinominales para alcanzar la mayoría legislativa en el Congreso de la Cuidad de México, en la 4T se lo tuvieron que pensar dos veces.
Y es que sus aliados son famosos por estar siempre con el ganador, y si los resultados de junio próximo no son los que Morena espera, no les debe caber la menor duda de que tanto petistas como verdes se sumen a la causa de quien triunfe, sin el menor rubor.
Así que, de entrada, los ganadores son los de la chiquillada, y los de Morena los tendrían que cargar, en espera de que al final continúen con ellos y no les apliquen la de: el rey ha muerto, viva el rey.
Todo un revoltijo, en el que ya nadie sabe cuál es la ideología de cada partido, si es que tienen una propia.
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