Coordenadas Políticas/Martín Aguilar/Un traidor azul decepcionado

A su salida del PAN, en junio de 2023, el diputado Gonzalo Espina comenzó a vender la idea de que miles de simpatizantes azules se irían con él a Morena para formar ahí lo que bautizó como La Ola Azul.

 

Su fichaje no fue nada barato para la 4T, pues, en voz del propio Gonzalo, su traspaso lo negoció directamente con Claudia Sheinbaum, a cambio de una suma que alcanzó varios millones de pesos y otras prestaciones.

 

El canal utilizado entonces por el expanista fue el secretario del Trabajo de la Ciudad de México, José Luis Rodríguez, quien lo acercó a la doctora para que cerrará su fichaje, pues en el PAN no lo estaban tratando bien.

 

Además del dinero, que, afirma, fue superior a los 15 millones de pesos, Espina pidió también varias plazas en el gobierno capitalino y una dirección general para su hermano Rodrigo, que había sido dado de baja por Mauricio Tabe en la alcaldía Miguel Hidalgo.

 

Y, como cereza del pastel, dijo que, si no era mucha molestia, a él le gustaría una candidatura a diputado federal. Todo le fue concedido por la hoy aspirante morenista a la Presidencia de la República.

 

Apenas se concretó su cambio, el diputado local anunció la conformación de La Ola Azul, mediante la cual —según él— miles de simpatizantes romperían sus lazos con el PAN para adherirse a Morena.

 

Desde el principio quedó claro que esa ola no llegaba ni a charquito, pues unos cuantos seguidores, la mayoría extrabajadores de la Miguel Hidalgo, fue todo el apoyo que juntó para Sheinbaum.

 

Tarde se dio cuenta la exjefa de Gobierno que su gran contratación había sido un petardo, pero de cualquiera forma eran los tiempos en que había que generar la percepción de que la oposición se desgajaba.

 

Apenas el mes pasado, Espina declaró que panistas de Coyoacán abandonaban el partido para apoyar a la expriista Hannah de Lamadrid en contra de Giovani Gutiérrez. Su anuncio causó carcajadas, pues eran puro cascajo y no pasaban de veinte.

 

Aprovechando que Gonzalo es muy manipulable, Víctor Hugo Romo se lo llevó a Miguel Torruco, candidato morenista en Miguel Hidalgo, con el mismo cuento; el exdiputado federal cayó.

 

Le ofreció que varios excolaboradores de Tabe, incluyendo a su exdirector de Gobierno, se integrarían a su campaña. Por supuesto, no le dijeron que el exfuncionario al que se referían era el hermano de Espina, a quien habían corrido hace más de un año.

 

El pobre Torruco aceptó todo lo que le vendieron, incluso la falsa idea de que ya va arriba en las encuestas. Nada más fácil que venderle humo a un novato de la política con dinero que quiere hacer carrera y está dispuesto a gastar.

 

Aunque Miguel será arrasado, su figura de candidato fifí sirve a Romo para lavarse un poco la cara, pues no es bien visto por las clases pudientes de esa alcaldía, que ya gobernó dos veces, y ahora busca ser diputado. 


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