En su papel de opositor y durante las asambleas que realizaba en el Zócalo, Andrés Manuel López Obrador solía realizar la siguiente expresión:
Al observar Palacio Nacional, decía a quienes estaban a su lado: "desde ahí se puede hacer todo".
Y si tal parece que ha hecho o realizado todo lo que ha estado a su alcance para conservar el poder, destruir adversarios e instituciones.
¿Con qué propósito? Continuar su proyecto de gobierno más allá de su sexenio: con Claudia Sheinbaum al frente.
López Obrador no tiene ni un gramo de demócrata. A lo largo de su sexenio, no tuvo ninguna reunión con dirigentes opositores.
A Ricardo Anaya, su principal adversario en la contienda presidencial de 2018, lo obligó a salir exiliado del país.
A los expresidentes de México los amagó con enjuiciarlos. Y hasta una consulta realizó para tal efecto. Su plan solo era la intimidación.
El empresario Juan Collado fue encarcelado tras una boda de su hija donde reunió a la clase política del momento, incluido el ex Presidente Carlos Salinas.
A los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón todo el tiempo los tuvo en jaque. Eran su carne de cañón en las conferencias matutinas.
A Ernesto Zedillo ni unas gracias pese a que le ayudó a sortear los obstáculos para acceder a la candidatura como jefe de gobierno en el 2000.
Enrique Peña Nieto no ha podido hacer vida social en México, pese a haber propiciado una tersa transición en 2018.
A la hoy ex candidata Presidencia, Xóchitl Gálvez le cerró la puerta de Palacio Nacional pese a una orden de un juez para usar su derecho de réplica.
De los dirigentes del PRI, PAN y PRD, ni se diga. Jamás insinuó una reunión como jefe de Estado y de Gobierno.
La estafeta de estadista le quedó grande. No tuvo la humildad de sentarse con sus principales adversarios, como Presidente de todos los mexicanos.
López Obrador no les permitió vida política más allá de lo que contempla la ley, cosa que no sucedió con las fiestas de dirigentes del crimen organizado.
Estos días llamó la atención el encuentro de Carlos Salinas en una fiesta del empresario Juan Antonio Pérez Simón en España.
Peña Nieto también ha expresado su deseo de regresar a México. ¿Se lo permitirá Sheinbaum?
Vienen otros tiempos. ¿Con peores tormentas políticas? Solo es cuestión de tiempo y de la futura presidenta.
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