Fwd: Coordenadas Políticas/Martín Aguilar/El que no transa no avanza

Sorpresivamente Morena sacó en Álvaro Obregón cien mil votos más que con Eduardo Santillán en 2021, donde apenas rebasó los cien mil, mientras que Lía Limón obtuvo 182 mil, suficientes para ganar la alcaldía.

 

Con los casi 400 mil votos obtenidos por el partido oficial en Iztapalapa y GAM, más los cien mil que en conjunto aportaron Tlalpan y la Venustiano Carranza, los de Álvaro Obregón completaron los 600 mil con los que Clara Brugada venció al panista Santiago Taboada.

 

No es que la clase media, que en 2021 se desbordó en las urnas, no haya participado igual. De hecho, lo volvió a hacer, pero su participación no alcanzó para repetir la hazaña de hace tres años, donde le arrebataron a la 4T más de la mitad del territorio capitalino.

 

Los números fríos revelan que, más que un piso de votos, la clase media había llegado a su techo, y el 2 de junio quedó demostrado. Llama la atención que Morena haya vencido a Lía Limón, al grado de que a pesar de 15 mil votos extra que logró, le pasó encima el camión oficial.

 

El uso de los programas sociales en zonas específicas de una alcaldía plagada de contrastes, en la que habitan grupos de población marginados, y un sector que no sólo es clase media, sino además clase alta, fue vital.

 

Aunado a ello, el día de la elección los operadores de la 4T ofrecieron hasta cinco mil pesos por voto en la fila, lo que dejó sin oportunidad a la alcaldesa de reelegirse, aún cuando nadie daba un centavo por el oficialismo.

 

Por eso dicen que el primero que se quedó pasmado y con los ojos abiertos cuando le dijeron que había ganado fue el candidato morenista Javier López. No se la creía y se lo tuvieron que repetir varias veces.

 

Su duda era bastante razonable, porque hizo una campaña tan gris como él, en la que se peleó con todos, al grado de que varias veces tuvo que cancelar sus actos ante la ausencia de líderes territoriales.

 

Además de no ser una persona conocida en la alcaldía, su cercanía con Marcelo Ebrard le operaba en contra, por el rechazo de los votantes de Morena, toda vez que al excanciller y futuro secretario de Economía lo consideraban un traidor al movimiento.

 

Al ganar la elección, la soberbia del candidato se disparó, y vaya que no hace falta gran cosa para que ello ocurra, dicen quienes al final le operaron la campaña. No había pasado ni un día de que se conocieran los resultados, cuando ya andaba presumiendo que se ganó por él; por nadie más.

 

Aunque esa elección está impugnada por Limón, lo más probable es que no haya ningún cambio y que su triunfo sea ratificado por los tribunales, donde los magistrados electorales han sido bastante laxos con el partido en el gobierno.

 

Lo que habrá que cuidarle ahora son las uñas, pues dicen que es de los hombres de confianza de Ebrard para los negocios, además de los que él mismo acostumbra hacer por su cuenta, lo que, incluso, lo llevó a la cárcel en Nuevo León, acusado de varios fraudes. 


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