Martín Aguilar
Nicolás Maduro, presidente reelecto de Venezuela, enfrenta serias acusaciones en Estados Unidos. Desde marzo de 2020, la Administración para el Control de Drogas (DEA) ofrece una recompensa de 15 millones de dólares por información que conduzca a su captura. Maduro es acusado de narcoterrorismo, conspiración para importar cocaína, posesión de ametralladoras y otros cargos.
El Departamento de Estado de los Estados Unidos alega que Maduro ayudó a administrar y liderar el Cártel de los Soles, una organización narcotraficante venezolana compuesta por funcionarios de alto rango. Según la DEA, Maduro conspiró con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), negociando envíos de cocaína y proporcionando armas de grado militar a esta organización terrorista extranjera designada. Durante su cargo como ministro de Relaciones Exteriores, se dice que coordinó el tráfico de drogas con otros países para facilitar estas operaciones ilícitas.
La ficha de la DEA menciona que Maduro solicitó asistencia a los líderes de las FARC para entrenar a un grupo de milicias no autorizadas, que actuaba como una unidad de las fuerzas armadas para el Cártel de los Soles. Estas acciones están en violación del Título 21 U.S.C. §§ 960a y 963, y 18 U.S.C. Artículo 924, según la acusación presentada en el juzgado federal del Distrito Sur de Nueva York.
La oferta de recompensa por la captura de Maduro resalta la gravedad de las acusaciones en su contra y subraya las tensiones entre Venezuela y Estados Unidos. Mientras tanto, en Venezuela, la reelección de Maduro en un proceso electoral controvertido ha generado protestas y alegaciones de fraude electoral.
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