Una noticia que corrió como pólvora en las redes sociales, fue información adicional sobre el asesinato del ex rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Héctor Melesio Cuén Ojeda.
Diversos sitios informativos virtuales, señalaron a un testigo clave identificado con el nombre de Fausto Corrales Rodríguez.
Según los dichos del mencionado, el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, estuvo presente cuando asesinaron a Cuén Ojeda.
Sin embargo, Rocha Moya ha señalado haberse encontrado en Estados Unidos, durante el asesinato del ex rector y la captura de los capos llevados de inmediato al vecino país del norte.
Tal parece que la clave para esclarecer los hechos, se encuentra en las declaraciones que pudiese hacer el gobernador ante una autoridad ministerial.
Pero por el momento, el mandatario estatal cuenta con el manto protector del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Rocha Moya tampoco ha aclarado por qué "El Mayo" Zambada se hacía acompañar de un comandante de la Policía Judicial de la entidad.
Los señalamientos del capo de capos y las declaraciones de políticos de la entidad, dan pauta a considerar que Sinaloa se convirtió en un estado mafioso.
Los hechos han cobrado otras víctimas, como la renuncia de la Fiscal de Sinaloa, Sara Bruna Quiñónez.
Ello porque la primera versión de la Fiscalía ubicó la muerte de Melesio Cuén derivado de un asalto en una gasolinería.
Pero la Fiscalía General de la República (FGR) observó irregularidades en las indagatorias como el supuesto asalto citado.
La carta de "El Mayo" Zambada, también arroja colusión del gobernador con al narcotráfico.
De hecho, el encuentro donde fue capturado Zambada, el jefe del narcotráfico tenía como propósito interceder entre Rocha y Cuén para dirimir sus diferencias.
En todo momento, la postura oficial ha sido la de deslindar al mandatario estatal de cualquier vínculo con la aprehensión de "El Mayo" y de "El Chapito".
Pero todo indica que las cosas se le han descompuesto al gobierno estatal y federal.
Por más intentos que Obrador realice para deslindar a Rocha Moya de esos hechos, es infructuoso, se encuentra en el ojo del huracán.
No hay lugar a dudas, el Presidente concluirá su mandato manchado por señalamientos de vínculos y protección al narcotráfico.
Lo peor de todo es que en esa estrategia lleva de la mano a su sucesora, a quien pretende heredarle toda esa caterva de pactos inconfesables.
En resumidas cuentas, todo lo anterior es el resultado de una política fallida denominada: "abrazos no balazos".
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