Fwd: Coordenadas Políticas/Martin Aguilar/Nadie es indispensable

Triste y muy solitario se ha visto por los rincones del Palacio de Donceles al morenista Víctor Hugo Romo, que nomás no acaba de encajar en ninguno de los equipos que se formaron, y todas las tribus guindas le hace el feo.

 

El diputado por Miguel Hidalgo y Azcapotzalco se nota incómodo con el aislamiento de que está siendo objeto. Seguramente preferiría no estar ahí y ser rescatado para alguna otra actividad, pero tendrá que aguantar un rato.

 

Previo a que arrancara la actual legislatura en el Congreso de la Ciudad de México, Romo intentó dar un golpe de Estado al formar un grupo minoritario para apropiarse de la fracción de Morena en Donceles, y controlar el dinero y los cargos.

 

En esa intentona se le unieron, entre otros, la diputada por GAM Yuriri Ayala, y también el exjefe delegacional de Tláhuac y cacique del lugar, Rigoberto Salgado, quienes maniobraron con sus compañeros buscando incidir en los nombramientos.

 

Fueron frenados en seco, pues no son bien vistos entre los duros del movimiento; ese estate quieto lo dejó marcado, y fue alejado de la repartición del pastel; Yuriri la libró, porque al final se disciplinó.

 

Las tribus morenistas en Donceles han sido especialmente crueles con Romo, a quien sentaron entre la pelusa, lejos de las curules donde se toman las decisiones. Además, le dieron la Comisión de Transparencia, que sirve para dos cosas en Donceles.

 

Después de haber sido jefe delegacional; alcalde y tres veces diputado local, lo están maltratando feo y, como los tejones, se mantiene agazapado por los rincones para no llamar mucho la atención.

 

No es la primera vez que sufre el látigo del desprecio de sus compañeros, aunque después logra rehacerse. En 2015, como diputado local de la fracción del PRD, se mantuvo prácticamente invisible, pues el gobierno de Miguel Ángel Mancera le quería echar el guante.

 

Quienes intercedieron para que no se actuara penalmente contra él fueron el fallecido Leonel Luna, líder de la Asamblea Legislativa del DF, y Héctor Serrano, en ese tiempo secretario de Gobierno de Mancera.

 

Después de tragar sapos, Romo dio el brinco a Morena –traicionando a quienes lo habían apoyado– y logró colarse a la alcaldía Miguel Hidalgo, la cual perdería tres años más tarde frente al panista Mauricio Tabe, recién reelecto.

 

Al diputado no le perdonan el haber hecho campaña en contra de Clara Brugada, durante la contienda interna de Morena por la candidatura a la Jefatura de Gobierno, donde él apoyó la fallida aspiración de Omar Hamid García Harfuch.

 

Es claro que Brugada no lo quiere y ya dijo que, entre más lejos de la CDMX esté, mejor; lo aguantarán a lo mucho seis meses, mientras ven si Claudia Sheinbaum lo puede rescatar en el gobierno federal. 


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