Mientras Cuauhtémoc Blanco festejaba el triunfo de sus Águilas frente al Cruz Azul, y hasta gritaba groserías en un palco televisivo donde lo invitaron a seguir la transmisión, los diputados trabajaban en la elaboración del presupuesto para el próximo año.
¿Y eso qué tendría que ver con el exfutbolista, se preguntarán algunos? Pues que Blanco es, ni más ni menos, secretario de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, pues llegó como plurinominal por Morena en septiembre pasado.
Aunque suene increíble, que un sujeto que primero fue alcalde de Cuernavaca y después gobernador de Morelos, pues dijo que se sentía guayabo —como le dicen a los nativos de esa ciudad—, y que dejó ambas administraciones prácticamente quebradas, sea legislador.
Pero no un legislador cualquiera, sino uno integrante de una Comisión que define el presupuesto anual del país, como si tuviera alguna preparación para ello. Y no porque los diputados sean unas lumbreras, precisamente, pero no les dan un puesto clave, por mucho que sea de ornato.
En lugar de enfrentar las observaciones que tiene en su paso como gobernador, donde hay presunción de desvíos millonarios y carpetas de tipo penal en su contra, Cuauhtémoc se la pasa del tingo al tango, pues Morena le dio el fuero federal.
Para demostrar lo mucho que le interesa el cargo, basta recordar que al inicio de la actual Legislatura, que tuvo que sesionar en la Sala de Armas de la Magdalena Mixhuca para aprobar la reforma judicial, porque San Lázaro estaba tomado, él andaba de socialitos.
Se aventó la puntada de pedir un trompo de pastor para taquear con el stripper Sergio Mayer, también diputado impuesto por Morena, y grabar cápsulas para sus redes presumiendo que había invitado los tacos, y agradeciendo al negocio que los había enviado.
Eso no tendría ninguna importancia, pues nadie se espanta por los especímenes que llegan a las cámaras, si no fuera por el desastre que Blanco dejó en Morelos, tanto en materia de seguridad, como de finanzas y de servicios.
Mientras él va al futbol, la gobernadora Margarita González Saravia y su equipo se truenan los dedos para levantar el tiradero. Junto con la gobernadora, dos personajes han sido puntales en la tarea de enderezar el barco.
Uno de ellos es el secretario de Gobierno, Juan Salgado Brito; otro es el secretario de Seguridad, Miguel Ángel Urrutia, que han hecho buena mancuerna a pesar de que no se conocían.
Ya se realizaron capturas de líderes criminales, y apenas esta semana anunciaron la detención del director de Tránsito de Huitzilac, como presunto responsable del secuestro de la chef Zahie Téllez y su esposo.
Qué fácil, mientras el Cuau le echa porras al América, en Morelos el nuevo gobierno suda la gota gorda para desenredar el entuerto.
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